Erick Martínez Rodríguez[1]
A finales de diciembre de 2019 varios centros de salud en Wuhan, ubicada en el sureste de China, informaban la presencia de un nuevo tipo de neumonía desco- nocida hasta ese momento. Fue hasta el 7 de enero de 2020 cuando las autoridades sanitarias del gobierno de China dieron a conocer la presencia de una nueva cepa de la familia de coronavirus llamándolo SARS-COV-2, protagonista de la pandemia de la enfermedad llamada covid-19 que actualmente enfrentamos.
Pasaron 51 días para que este virus to- cara territorio mexicano. Nuestro país reportó su caso cero el 28 de febrero de 2020, un hombre de 35 años quien presentó síntomas tras volver al país, luego de estar del 14 al 22 de febrero en Bérgamo, Italia. Fue dado de alta el 3 de marzo de 2020 en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). Para el 30 de marzo del presente año, el número de casos reportados en México era de 1094 casos confirmados. El 30 de abril, 62 días posteriores al caso cero, se reportaban 19 224 casos confirmados.
La enfermedad COVID-19, generada por el virus SARS-COV-2, ha sido un problema sanitario mundial que, sin duda, ha sido un reto para el sistema de salud de muchos países, debido a un déficit de personal y equipo hospitalario que conduce a un número creciente de defunciones. Las autoridades sanitarias han enfatiza- do que de cada cien personas enfermas por COVID-19, 80 por ciento se consideran asintomáticas; enfermarán pero no tendrán sintomatología clínica, son casos leves; 15 por ciento tendrá un COVID-19 moderado con sintomatología clínica de dolor articular, garganta, cabeza, fiebre, diarrea, escurrimiento nasal, tos, entre otros. Estos casos mejorarán con cuidados médicos y en casa; sin embargo, 5 por ciento presentará un COVID-19 grave que requerirá apoyo hospitalario y, en determinadas circunstancias, equipo ventilatorio. Este último porcentaje engloba a personas con comorbilidades de diabetes, hipertensión arterial sistémica, algún tipo de inmunosupresión, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad cardiovascular, enfermedad reumatológica, tener más de sesenta años, entre otras. También se sabe que la incidencia es mayor en hombres que en mujeres.
Actualmente, para el diagnóstico de COVID-19 se conocen dos tipos de prue- bas, una de las más específicas es la pcr (Reacción en Cadena de la Polimerasa) que cuantifica el número de carga viral en muestras biológicas; la otra prueba es inmunológica y cuantifica las inmunoglobulinas IgG e IgM en muestra biológica. Ambas pruebas se comercializan a diferentes precios y en diversos laboratorios. Estas pruebas, además de la clínica, y el CT (Tomografía Computada) de tórax son lo que utilizan los médicos para poder llegar al diagnóstico de neumonía adquirida en la comunidad de etiología SARS-COV-2-COVID-19.
Dada la situación, es fundamental recordar que la comunidad de la UAM Xochimilco no está exenta de tener brotes de COVID-19 entre su población, y por ello se requieren implementar medidas sanitarias internas que eviten arriesgar a los universitarios una vez que se regrese a las instalaciones. Las autoridades de salud han recomendado el lavado de manos con agua y jabón, también utilizar una solución desinfectante de alcohol al 70 por ciento.
Se ha resaltado el uso de cubrebocas, además de la necesidad de mantener una distancia de por lo menos 1.5 m entre personas. También, como medida, en algunos países donde se está levantando el confinamiento se recomienda el uso de un filtro sanitario conformado por termómetros láser y el uso obligatorio de cubrebocas, dos de preferencia, uno para uso en el transporte público y otro exclusivo para uso escolar.
Algunas otras acciones que se pueden proponer son: difundir información en audio, TV, rótulos o pancartas con recomendaciones del cuidado de la salud; usar tapetes sanitizantes; mantener aulas y áreas con adecuada circulación de aire; evitar las aglomeraciones de personal en comedores, auditorios, gimnasios o aulas especiales; planificar una distribución de los alumnos para la toma de clases presenciales, optimizando cada minuto en aula; utilizar las plataformas de enseñanza a distancia; implementar clases extra curriculares de asesoramiento en materias con mayor número de alumnos; capacitar y formar grupos de salud que estén al alcance de la comunidad en la UAM Xochimilco para asesoría y posible diagnóstico por COVID-19; intensificar la limpieza en lugares más concurridos, como la cafetería o biblioteca, entre otros. Sin duda se pueden ejecutar varios de estos protocolos para evitar el contagio de personal y alumnos en esta unidad.
Las autoridades sanitarias del gobierno mexicano han mencionado que el punto máximo de contagio sería del 8 al 18 de mayo de 2020. Sin embargo, otros modelos matemáticos sugieren que el pico máximo de contagio sería durante las dos últimas semanas de mayo y la primera de junio. Estos modelos matemáticos ayudan a la toma de decisiones futuras, pero son aproximaciones, por eso debemos seguir las indicaciones de la Secretaria de Salud, independientemente de cuando se espere la semana mayor de contagio.
Lo que sí sabemos con certeza es que este virus estará presente para siempre y probablemente se intensificarán los contagios en la transición al invierno. Independientemente de si se obtiene un tratamiento o una vacuna, eso no garantiza que nadie va a enfermar. Debido a que las vacunas tienen una eficacia, en algunas personas se logrará un efecto de protección y en otras no. Debemos asumir una responsabilidad personal que garantice nuestro cuidado y el de nuestro entorno.
Ningún lugar en el planeta volverá a ser el mismo después de que se levante el confinamiento sanitario. Tenemos que educarnos y familiarizarnos con las nuevas medidas que se han implementado y se tienen que crear nuevos hábitos. Tenemos que cuidarnos y cuidar a quien queremos.
Puede que suene extraño, pero en este momento existe la posibilidad de ser una persona infectada por COVID-19 y ser potencialmente infectocontagioso. Se sabe que una persona que fue hospitalizada por COVID-19, pudo estar contagiada de entre 50 y 100 personas aproximadamente. Consideremos algunos datos que nos hagan reflexionar del problema sanitario al que nos enfrentamos.
Además de las medidas anteriormente señaladas, debemos mantener el cui- dado personal con una alimentación balanceada y saludable, implementar algún tipo de actividad deportiva o recreativa, evitar el consumo de cigarro o alcohol, “dormir bien”, acudir al médico general si se tiene alguna enfermedad, para su control y manejo, y solicitar apoyo cuando se considere que existe una alteración en la salud mental.
Independientemente de donde haya surgido el SARS-COV-2 causante de la enfermedad COVID-19, debemos mantener las medidas sanitarias implementadas por la Secretaría de Salud y por la UAM Xochimilco, restringir actividades que antes eran cotidianas, implementar nuevos hábitos saludables y necesarios para el bienestar y cuidado del cuerpo humano.
[1] MD Doctorado del Posgrado en Ciencias Biológicas y de la Salud.
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