R. David Benítez Rivera
Profesor en el Departamento de Relaciones Sociales
Como resultado de la Convocatoria para el Desarrollo Académico 2022, emitida por la rectoría de la UAM Xochimilco, se aprobó el proyecto denominado “Fortalecimiento organizativo y cooperativismo para acceder a un mercado justo para los productores de sal artesanal en los municipios de Xicotlán y Chila de la Sal, en la región de la mixteca poblana”. Un programa que se enmarca en los trabajos que los docentes Gabriela Contreras y David Benítez realizan en conjunto con el Área Espacio Social, Región y Organización Rural, y cuyo objetivo es la incorporación del conocimiento generado de las experiencias de investigación y vinculación.
La mixteca es una región cultural que se extiende a través de Guerrero, Oaxaca y Puebla; habitada
históricamente por grupos Ñuu Savi, aunque en ella también conviven otros pueblos indígenas, como los amuzgos, cuicatecos, triquis y nahuas.
Desde la época prehispánica, la mixteca se caracterizó por ser una región productora de sal. Las zonas salineras ubicadas en estos municipios formaban parte de la llamada Ruta de la sal que proveía de este mineral al Valle de México. A partir de entonces la producción de sal se mantiene prácticamente sin modificaciones; pese a ello, la región no figura como productora de este mineral, así que los pequeños productores (comuneros) están condicionados a la intermediación para colocar su producto en el mercado regional, lo que los deja en desventaja competitiva.
A esto hay que sumar el desmantelamiento gradual de las cadenas productivas locales, la pérdida de soberanía productiva y el abandono de actividades tradicionales, como la producción de sal. La pobreza y la falta de oportunidades, constantes en toda esta región, empuja a sus habitantes, la mayoría varones, a migrar.
En tal contexto, este proyecto de vinculación busca, en primer lugar, dar continuidad al trabajo iniciado con los productores en julio de 2021, cuando solicitaron que la UAM Xochimilco los apoyara con estudios de laboratorio que les permitieran determinar niveles de metales pesados y minerales en la sal que producen, con el objetivo de poder elaborar una marca colectiva. Para ello, nos comunicamos con el doctor Gilberto Vela, del Departamento del Hombre y su Ambiente de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, quien nos ayudó para iniciar estudios que permitan a los productores de sal tener referencias claras respecto a su producto.
En segundo lugar, se busca formalizar un proceso de acompañamiento y asesoramiento para así poder conformar dos cooperativas de productores, una por cada municipio, con el fin de generar un proceso de recuperación y reinterpretación de su territorio, a partir de la producción salinera, la incorporación de jóvenes, el fortalecimiento de la identidad local y su vinculación con la sal, para lograr generar una marca colectiva y colocarla directamente en los mercados nacionales e internacionales, donde la sal artesanal tiene alta demanda.
Se pretende lograr la certificación de la sal y la denominación de origen como una forma no sólo de garantizar la continuidad en el empleo de técnicas artesanales de producción de sal, sino también para mejorar el beneficio económico que obtienen de su trabajo, para fortalecer las cadenas productivas a nivel local.