Lic. Carlos Gómez
Departamento de Educación y Comunicación
UAM Xochimilco
Voces de los docentes
Después de la llegada del covid-19 el mundo se transformó por completo. Los paradigmas cambiaron en su totalidad y la vida como la conocíamos nunca será igual. El ámbito de la educación fue alterado por estas circunstancias y las prácticas educativas cambiaron radicalmente. En este escenario, los procesos de enseñanza-aprendizaje se han desarrollado dentro de un contexto digital, donde el uso y apropiación de las tecnologías permearon las formas de aprender. La vida académica se trasladó hacía las pantallas.
Después de dos años de una pandemia mundial y el cese de actividades escolares presenciales, el regreso a las aulas —poco a poco— parece una realidad. Durante el tiempo de actividades escolares en línea, el aspecto emocional de estudiantes y docentes fue trastocado en todos los niveles educativos; la ansiedad y dudas sobre el futuro fue una constante.
Con el inminente regreso a las aulas es necesario pensar y reflexionar sobre lo que perdimos. Con las clases virtuales dejamos de ocupar espacios escolares, aulas y prácticas, así como espacios de encuentro y, lo más importante: la socialización y vida escolar de todas y todos quienes integramos las comunidades educativas. A pesar de que nadie estaba preparado, ni alumnado ni docentes, poco a poco aprendimos nuevas formas para continuar.
Asimismo, lo que nos ha demostrado la contingencia sanitaria y las clases en línea es la falta de disciplina en el estudio por parte de las y los estudiantes, su inexperiencia en discernir la información que buscan en la red, además de las dificultades en el uso y apropiación de la tecnología, por una parte; y por la otra, ha evidenciado la falta del espacio físico para el estudio y el desarrollo de actividades académicas; no tener acceso a una conexión de internet estable y, no contar con un equipo de cómputo adecuado para dichas actividades, así como complicaciones para la entrega de tareas académicas y demás conflictos dentro del núcleo familiar son asuntos que impactan las condiciones educativas.
Esto pone de manifiesto algo que se sabía desde hace mucho tiempo: la crisis de la educación como herramienta de desarrollo. La realidad en este contexto es que el paradigma de la educación cambió por completo.
En estas condiciones, no existe autocuidado físico, psicológico y emocional tanto de docentes como de estudiantes. En una sociedad con problemas complejos y crecientes, el COVID-19 sólo fue una muestra de ello.
Este panorama dio cuenta de la complejidad en la que nos encontramos. Nadie estaba preparado para algo así. Las formas y procesos de enseñanza-aprendizaje tendrán que cambiar y de aquí en adelante, de alguna u otra manera, todos estos procesos estarán mediados por herramientas tecnológicas. La educación en línea o virtual después de la pandemia será una constante.
Después de esta coyuntura que vivimos, es necesario pensar en modelos “tecnopedagógicos” que nos ayuden a mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje. Los docentes tenemos que crear nuevas estrategias pedagógicas y comunicativas; adaptarnos al nuevo mundo y a las nuevas formas de la era digital. Necesitamos entender que el aprendizaje como proceso no está solamente en los contenidos, sino en las interacciones de las y los alumnos con la información y el entorno que los rodea, su vida diaria y el uso del conocimiento adquirido para resolver sus propias problemáticas.
Las competencias tecnológicas de docentes y estudiantes, de aquí en adelante, tendrán una vital importancia en la sociedad y en la solución de nuestras problemáticas en este nuevo siglo. La tecnología y su uso correcto será fundamental en los siguientes años. Es necesario que la lógica de enseñanza cambie: aprender, reaprender y desaprender. Para ello, debemos entender las brechas digitales, económicas, sociales y políticas de nuestro país. Sólo el tiempo y los estudios que se realicen en los próximos años darán cuenta de las verdaderas consecuencias de la presente pandemia en la educación en México y en todo el mundo.
Con toda la experiencia de estos meses de clases en línea, es necesario replantearse nuevas estrategias ante lo que significa la educación hoy en día: una oportunidad para repensar la formación académica y repensarnos como docentes y estudiantes. Una postura ante lo nuevo y diferente. Para ello, quienes formamos parte del proceso educativo debemos renovarnos tanto en actitud y aptitud frente a las necesidades del siglo XXI.
Voces de los docentes