Emmanuel Páez Pérez[1]

Ver una película es como viajar en un tren expreso: inmersos en la oscuridad, el tiempo pasa inadvertido, sobre todo cuando el trayecto es emocionante. Pero el rumbo de esta industria se ha tornado incierto debido a la crisis resultante de la pandemia por COVID-19, ya que su impacto no sólo ha sido sanitario y económico, sino también sociocultural.

Mientras la maquinaria global trata de seguir su marcha, ha surgido la incógnita de qué se proyectará en las pantallas cuan- do por fin se logre vencer al virus que actualmente amenaza a la especie humana.

Dicen que cuando las grandes potencias se resfrían, el mundo estornuda. Y así lo han dejado ver etapas de la historia que han significado un antes y un después, como la Gran Depresión, originada en EUA, la cual desencadenó un efecto dominó en la economía mundial, elevando al desempleo hasta 25 por ciento. Mientras esto sucedía, la legendaria actriz Marlene Dietrich viajó en el Shanghai Express (Zukar, 1932), película estrenada durante la crisis, en los albores de la década de 1930. Dicho filme, aderezado con una dosis de conspiración y romance, fue un éxito en taquilla. Y al igual que éste hubo otros que con el tiempo se convirtieron en verdaderos clásicos.

Fue precisamente en este lapso cuando se dio la transición del cine mudo al sonoro y algunos géneros cinematográficos tuvieron un tremendo auge: se proyectaron los miedos, elucubraciones y nuevas formas de vida de un mundo embestido por la crisis económica. Así, las cintas sobre gángsters, monstruos y musicales acapararon las carteleras con títulos como: Scarface (Hawks y Hugues, 1932), Frankenstein (Laemmle, 1931) y Gold Diggers of 1933 (Lord y Warner, 1933). Posteriormente, el siglo XX tuvo pausas convulsas como la segunda guerra mundial, pero el nuevo milenio añadió otras: un atentado terrorista que en 2001 no sólo derribó las Torres Gemelas —un símbolo de arquitectura y poder—, sino la tranquilidad del mundo entero. Tan sólo unos años después, gracias a los avances tecnológicos, la humanidad se embarcó en otro tren: The Polar Express (Star-key, 2004), película protagonizada por Tom Hanks y la primera en tener actuaciones capturadas completamente de forma digital.

Con ella se fortalecieron los géneros de fantasía, ciencia ficción, animación y superhéroes. El mundo deseó creer con Harry Potter and the Philosopher’s Stone (Heyman, 2001); sor- prenderse con A. I. Artificial Intelligence (Kennedy, Spielberg y Curtis, 2001); soñar con Spirited Away (Suzuki, 2001), y sentirse protegido con figuras como Spider-Man (Ziskin y Bryce, 2002), que nos defendieran de los villanos de carne y hueso capaces de asesinar gente con aviones.

Dos décadas después, la aparición de un virus ha tomado a todos por sorpresa. La economía se detuvo, los vínculos socioafectivos se desgarraron y la muerte se plantó como una nube densa y oscura, igual que la premisa de Snowpiercer (De- rrickson, 2020), serie distópica próxima a estrenarse en Netflix, sobre un tren expreso que, a diferencia de los mencionados an- teriormente —en los que viajaron Dietrich y Hanks— no lleva pasajeros comunes, sino sobrevivientes de un cataclismo derivado del calentamiento global.

El tren mundial se detuvo y con ello muchas ramas de la economía, entre ellas la del cine: festivales, rodajes y estrenos se suspendieron o cancelaron; y los complejos cerraron para evitar contagios, lo cual fortaleció a plataformas de streaming, como Amazon Prime Video, HBO GO, Hulu y Disney+; sin embargo, las cadenas han comenzado a rescatar formas de consumo anti- guas, como los autocinemas.

Frente a este panorama podrían surgir documentales y biografías basadas en las sorprendentes historias de heroísmo y supervivencia; fantasías que miren hacia un mundo feliz; distopías que reflejen el deterioro del mundo actual; comedias ligeras que intenten dibujar sonrisas y reflejen épocas que ensalcen la añoranza de otros tiempos en los que se podía abrazar, besar y amar sin miedo.

No se sabe cuál será el próximo expreso que aborde la humanidad, pero seguramente muchos desearían con fervor que fuera uno cuyo destino se asemejara a los sitios mágicos que conocieron quienes pudieron ver el amanecer tras la Gran Depresión o los atentados terroristas del 11 de septiembre: Oz y Hogwarts.

[1] Egresado de la licenciatura en Diseño de la Comunicación Gráfica.

Referencias

Derrickson, S. et al. (productor) y Hawes, J. (director). 2020. Snowpiercer [Serie]. Estados Unidos, CJ Entertainment/Dog Fish Films/Tomorrow Studios.

Heyman, D. (productor) y Columbus, C. (director). 2001. Harry Potter and the Philosopher’s Stone [Película]. Reino Unido/Estados Unidos, Warner Bros. Pictures/Heyday Films/1492 Pictures.

Hugues H. (productor) y Hawks, H. (director y productor). 1932. Scarface [Película]. Estados Unidos, The Caddo Company.

Kennedy, K. y Curtis B. (productores) y Spielberg, S. (director y productor). 2001. A. I. Artificial Intelligence [Película]. Estados Unidos: Amblin Entertain- ment/Stanley Kubrick Productions.

Laemmle, C. (productor) y Whale, J. (director). 1931. Frankenstein [Película]. Estados Unidos, Universal Pictures.

Lord, R. y Warner J. (productores) y LeRoy, M. y Berkeley B. (directores). 1933. Gold Diggers of 1933 [Película]. Estados Unidos, Warner Bros.

Starkey, S. et al. (productor) y Zemeckis, R. (director). 2004. The Polar Express [Película]. Estados Unidos, Castle Rock Entertainment/Shangri-La Entertainment/ImageMovers/Playtone/Golden Mean Productions.

Suzuki, T. (productor) y Miyazaki, H. (director). 2001. Spirited Away [Película]. Estados Unidos, Studio Ghibli.

Ziskin, L. y Bryce, I. (productor) y Raimi, S. (director). 2002. Spider Man [Película]. Estados Unidos, Columbia Pictures/Marvel Enterprises/Laura Ziskin Productions.

Zukar, A. (productor) y von Sternberg, J. (director). 1932. Shanghai Express [Película]. Estados Unidos, Paramount Pictures.