Publicación bimestral de la Coordinación de Extensión Universitaria

Cauce en línea

¿Por qué publican las editoriales universitarias? El quehacer editorial de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud UAM-Xochimilco

Ideas que importan

Zyanya Patricia Ruiz Chapoy
Responsable del Programa Editorial División de Ciencias Biológicas y de la Salud (DCBS) UAM-Xochimilco

Hablar de edición universitaria puede ser mera retórica: hablar de las funciones sustantivas, la difusión de nuestras investigaciones y del conocimiento producido desde la academia.
Sin embargo, hay que ser sinceros y trabajar con un sistema de salarios para los (as) académicos (as) basado en puntuaciones, el cual se centra en lo cuantitativo y muchas veces deja de lado lo cualitativo. ¿Cómo ha impactado eso a nuestro quehacer editorial? Basta con preguntárselo a la planta docente, cada vez más agobiada por cubrir requisitos y papeleo. “Publica o no eres nada”, parecen decirnos los órganos evaluadores.
En ese complicado contexto cobra importancia el trabajo que se hace desde los consejos, comités y áreas de producción editorial, encargados de materializar las investigaciones y todo aquello que nuestros docentes necesitan hacer llegar a sus lectores.
En la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Unidad Xochimilco de la UAM hemos sido conscientes de las diversas problemáticas que existen y, a la vez, empáticos con la planta docente, sin dejar de pensar en el objetivo primario: los (as) lectores (as), desde estudiantes hasta las personas que acuden a consulta en nuestras clínicas estomatológicas, por ejemplo.

El proceso editorial comienza desde la intelección de nuestras obras, pues es ahí donde se define el por qué, para qué y para quién queremos hacerlas. Bajo esa perspectiva, la división y el Programa Editorial de CBS buscan no sólo dar salida a todas las voces, sino entregar productos editoriales de calidad. Nuestro proceso editorial pasa por muchos filtros y una rigurosa cadena de producción desde que los autores entregan sus originales: la evaluación a doble ciego, como lo exigen los estándares, es el primer filtro de calidad; contar con comités editoriales plurales y con experiencia; la corrección de estilo, el diseño y cuidado editorial, hasta su publicación, la cual es pensada antes de ser aprobada. En este punto es importante detenernos, pues como universidad nos hemos enfrentado a otra problemática: las bodegas llenas.

Como editorial debemos de ser responsables y sustentables. De nada sirve hacer tiros cortos, buscar papeles y tintas ecológicas, si se continúan imprimiendo demasiados libros o cuya difusión sea mejor en la red, pues su experticia tiene un público reducido, cuyos principales lectores y lectoras son pares académicos de otros lugares del mundo. Asimismo, hemos implementado una política de acceso abierto. El conocimiento debe estar al alcance de todos. Dejemos de ver a nuestros libros como un bien material; es cierto que debemos ser rentables; también es una realidad que debemos dejar “en libertad” nuestras obras en todos los medios electrónicos posibles, abriéndonos camino a públicos nacionales e internacionales. Aún hay mucho trabajo por hacer, empezando por brindar acompañamiento a los autores desde que son escritores: la labor del editor no es sólo de gestión o administración, también es de orientación y apoyo; es necesaria la capacitación en materia editorial de la mano de académicos y académicas, así como a las autoridades; sensibilizar la toma de decisión y flexibilizar aquellas políticas de evaluación que dan un gran peso a las publicaciones y a lo cuantitativo. En las áreas editoriales se debe analizar la edición universitaria tomando en cuenta las necesidades de todos sus actores, como el alumnado, respondiendo no sólo en la retórica sino en los hechos, a la labor docente-investigativa y a las funciones sustantivas de nuestra institución.

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