Reportera: Guadalupe Ochoa Aranda
El doctor Mauricio Rodríguez Álvarez, vocero del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos de la UNAM, dictó la conferencia Comunicación en emergencia epidémica, centrada en las experiencias y acciones emprendidas durante las pandemias por los virus influenza A (H1N1) y SARS-CoV-2 (Covid-19).
Con el fin de proporcionar información confiable, actualizada y objetiva en caso de emergencia sanitaria, el doctor Rodríguez Álvarez informó sobre las medidas preventivas y de protección que se deben tomar, toda vez que se cuente con una información clara y oportuna, lo cual reducirá el miedo y combatirá la desinformación con el propósito de tomar decisiones informadas.
El doctor precisó que toda la información emitida en tiempo real por epidemiólogos, biólogos y funcionarios en torno a los riesgos y amenazas de peligro cuando ocurrió la epidemia por Covid-19, tuvo una respuesta asertiva en términos de comunicación, gracias a la larga tradición que tiene México en fuentes informativas asociadas a la salud pública, programas de salud, vigilancia y vacunación oportuna.
Indicó que más allá de quienes se sentían “expertos en el tema”, de las vanidades de personajes de opinión pública, la infodemia en redes sociales y la generación de conocimiento en torno al virus de Covid-19, día con día se logró identificar y advertir a nivel mundial sobre los riesgos de la propagación del virus.
Sin embargo, “la infodemia causó confusión y desconfianza durante la epidemia en momentos cruciales de urgencia y, dada la naturaleza impredecible de la enfermedad, causó mucha alarma en la población. En estos momentos, lo que se haga o deje de hacer, tendría impacto en la propagación o no del bicho pues, al igual que éste, la información falsa y amarillista se viraliza en las redes sociales”, afirmó.
El doctor Rodríguez Álvarez enfatizó que la confianza en las autoridades sanitarias fue fundamental para la comunicación oportuna de riesgos antes, durante y después de la emergencia epidemiológica, así como atender el semáforo de alerta sanitaria.
“El patógeno desconocido nos tomó por sorpresa. No había vacunas, ni pruebas diagnóstico, ni tratamientos, ni qué iba a ocurrir. Los componentes educativos, culturales y económicos también afectaron, ya que muchas personas tenían que salir a buscar sustento, acudir a los servicios de salud y utilizar remedios propios conforme iban aumentando los casos”, recapituló.
Explicó que “en países como Suiza tuvieron la posibilidad de hacer pruebas diagnóstico, pero en ciudades de 20 millones de habitantes las prioridades fueron distintas. En México se empleó otro tipo de estrategia, como fue la comunicación de riesgos e informar los datos generados diariamente según avanzaba la ciencia”.
Aseguró que hubo aciertos y errores; no obstante, se abrió un canal específico para el cumplimiento de la información de los grupos de científicos implicados en la atención de la pandemia y se trató que todos estuvieran en la misma sintonía mediante la Jornada Nacional de Sana Distancia, iniciada en marzo y la conversión hospitalaria en 2020. Con estas medidas se pudo frenar el impacto del virus.
“Sin duda la campaña de vacunación fue un éxito rotundo. Se administraron 260 millones de dosis de vacunas equivalente a 93 por ciento de personas vacunadas, bajo una estrategia nacional iniciada el 24 de diciembre de 2020 que redujo el riesgo de hospitalización y defunción”, explicó.
Desde luego no se puede negar que hubo mucha ideología y polarización política durante la pandemia por Covid-19 y la poca protección al personal de salud que estuvo en la primera línea de atención. No obstante, desde que comenzó el confinamiento tuvimos a la mano información confiable mediante conferencias de medios, entrevistas, artículos, conversatorios, recomendaciones, comunicados, infografías, encuestas y publicaciones científicas sobre lo que iba ocurriendo.
