Letras en línea
Dolores Lucero Barrón Zamora
Medicina Veterinaria y Zootecnia
División de Ciencias Biológicas y de la Salud
¡Dios mío, como lo intente!
Antes, si mal no recuerdo, mi vida era una fiesta donde todos los corazones estaban abiertos, en ellos el vino fluía.
Una de esas tardes me encontré a Belleza… amarga y me injurió. Yo me armé junto a Justicia, y terminé huyendo… ¡Oh brujas!, ¡oh Miseria!, odio… ¡Oh, tú eres mi tesoro más confiado!
Entonces, me las arreglé para desaparecer de mi mente toda esperanza humana, pero cualquier signo de alegría se me abalanzó fiera y sorda. Tuve que llamar a los verdugos a perecer, morder las culatas de sus fusiles.
Llamé a las plagas para ahogarle con arena, con la sangre. Sí, la desgracia fue mi dios. Me quedé tumbada en el barro, secando al aire del crimen.
Recientemente, ¡me encontré a punto de hacer el último cuac! Jugando trucos con Locura, la Primavera me trajo la risa espantosa de un idiota, y con ello la llave a la antigua fiesta. Mi apetito volvió.
–¡Toda esta inspiración demuestra que estaba soñando! –exclamó el demonio que me coronó con tan bonitas amapolas. –La muerte con todos tus apetitos, tu egoísmo y todos los pecados capitales.
–Pero querido– Yo también llamé– ¡Te lo ruego, sólo soy una alumna!
Y a la espera de una cobardía, como el escritor en la ausencia de impedimento, he desprendido solo algunas páginas sombrías de mi bloc de notas de los condenados.