Letras en línea
Tania Lizette Vázquez Nieto
Licenciatura en Comunicación Social
División de Ciencias Sociales y Humanidades
Tenemos una marca de por vida, mi querida amiga. Estoy hablando de esos momentos que vivimos, de esas memorias que quedaron marcadas y de la tinta en la piel que simboliza nuestra amistad. Esa amistad de años y que hoy parece no tiene memoria.
Siento que se fue y sin embargo sigue ahí. Su ausencia es tan pesada como la incertidumbre de saber si responderá llamadas y seré ignorada. Y yo estoy aquí siempre que me necesite. Aunque a veces quisiera que me buscara para charlar sobre lo más simple o complejo de la vida, no es así.
La quiero mucho, ella es una gran mujer y lo ha olvidado. Lo vi en sus ojos, yo los conocí antes de que llegara él, su sombra. Le cambió los sueños por elogios baratos. No la veo más, pero sé que está bien, así quiero creerlo. De no hacerlo martillaría mi mente con mil razones del porqué ella estaría sufriendo, pero le creo. Sólo quiero que sea feliz, aunque sienta que me ha olvidado.
Sé que me evita porque está por demás que oculte que hay algo raro. Lo sé en el momento que escucho su voz consternada. No puede ocultarlo por más que disimule. La conozco, miente y lo sabe…
La extraño. Que nos la devuelva ese ser que dice amarla y sólo causa en ella una herida amarga, ella me lo dijo. No es de su propiedad, pero se pertenecen y están atados… un nudo ciego. Al menos así ella lo siente.
Que regrese con todos sus cambios, sin sus ataduras y sus heridas. Sólo regresa Dey, nunca has estado sola.
Te extraño de nuevo.