Paradigmas
Abel Antonio Ramírez Juárez
Jefe de la Sección de Orientación Educativa
Este 2020 ha sido un año de muchos retos: nos hemos enfrentado a situaciones adversas y numerosos cambios, entre los que se encuentran los espacios de convivencia, familiares, escolares y, por supuesto, laborales. A partir del mes de marzo la universidad cerró sus puertas y con ello hubo la necesidad de abandonar las oficinas en las que tradicionalmente organizamos actividades y ofrecemos el servicio de atención psicológica individual. La amenaza del contagio por COVID-19 propuso a la UAM Xochimilco un escenario inesperado. Como orientadores nos sumamos al desconcierto sin tener claro cuándo y cómo concluiría esta situación.
El inicio de la cuarentena coincidió con el periodo intertrimestral 19-O, y esta pausa posibilitó generar un espacio de reflexión del equipo de Orientación Educativa acerca de lo que pasaba en nuestro entorno, en virtud de la emergencia sanitaria y también a partir de los distintos cuestionamientos por parte de la comunidad universitaria acerca de ¿en qué momento reanudaríamos el servicio de atención psicológica? Así, en una reunión de trabajo decidimos continuar brindando el servicio y empezamos a diseñar un encuadre que mantuviera el espíritu de la atención que ofrecemos, pero que nos permitiera res- guardarnos en un espacio confinado, aprovechar plataformas digitales y, además, lidiar con la propia angustia por el avance de la pandemia.
Poco después presentamos el proyecto Programa Emergente de Apoyo Psicológico a Distancia desde Orientación Educativa, el cual fue evaluado por la Coordinación de Docencia y la Rectoría de Unidad, que se puso en operación a partir del primer día del trimestre 20-I. Desde ese momento recibimos una gran cantidad de solicitudes de alumnos, una intensa demanda.
A la fecha, hemos ofrecido más de 3000 sesiones de asesoría individual a 450 alumnos, aproximadamente. Al analizar y reflexionar en torno al apoyo que hemos brindado a distancia, reconocemos que los motivos de atención son muy similares a los que se presentan de manera presencial: las dificultades de aprendizaje (ahora en el modelo de educación remota), relaciones de pareja y malestar psíquico generalizado. A estos se sumaron los relativos a las pérdidas de vidas, de trabajo, de estilo de vivir, así como a los temores intensos ante la posibilidad de contagio propio o de alguien cercano, además de las complicaciones familiares asociadas al confinamiento social.
Debido a nuestra labor, recibimos la invitación para incorporarnos a la Red de Atención Universitaria (RAU) en donde volvimos a coincidir con proyectos universitarios de presencia social, como el Proyecto Urbano de Salud, el Consultorio Virtual de Nutrición, Radio Abierta y con los profesores de Psicología que estaban constituyendo un programa emergente de atención psicológica, apoyándose en alumnos de trimestres avanzados de la licenciatura en Psicología y voluntarios de la maestría en Psicología Social de Grupos e Instituciones.
Reconocemos el genuino interés de los profesores de Psicología, quienes han empeñado su tiempo en captar, capacitar y acompañar a jóvenes entusiastas para generar un espacio en el que la escucha pueda sostener la angustia de un(a) alumno(a) donde le permita expresar sus malestares. Aunque no ha resultado sencillo en modo alguno, nos compromete a ser invitados a aportar nuestra experiencia en esta noble tarea.
Como integrantes del Programa Cuerpos que Importan, mantuvimos un esquema de trabajo con la Unidad de Prevención y Atención de la Violencia del Género (UPAVIG), tanto en el apoyo psicológico a personas que enfrentan situaciones asociadas a este fenómeno como en la organización del Foro “Mujeres ante el COVID-19”. También fuimos invitados al Programa Monitores en Salud Retorno UAM ante la contingencia COVID-19, con quienes seguimos trabajando en tres grupos de reflexión.
A pesar de las dificultades que hoy enfrentamos, los orientadores nos sentimos satisfechos de poder continuar con nuestra labor de acompañar a las y los jóvenes en las dificultades de su cotidianidad; algunos han podido resignificar su lugar, nombrar sus dolores y enfrentarlos.
El equipo de Orientación Educativa está convencido de que acompañando y haciéndonos acompañar damos continuidad a esta esperanza para la construcción de una universidad fuerte y soberana.
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