La Orientación Educativa, debe generar un vínculo generacional entre pares
Reportera: Verónica Ordóñez Hernández
Fotografías: José Ventura Flores Velasco
“La orientación, la transmisión generacional y el vínculo entre unos orientadores y otros requieren, quizá, simplemente del encuentro, la conversación y el cuidado”, así lo refirió la doctora Adriana Soto Martínez, coordinadora de la maestría en Psicología Social, en la plática ofrecida en el “3er Encuentro de orientadores. Subjetividades juveniles emergentes desde el territorio de lo educativo”, convocado por la sección de Orientación Educativa, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X) y la Asociación Mexicana de Profesionales de la Orientación A.C.
En el encuentro, presidido por el doctor Francisco Javier Soria, rector de la UAM-X, la doctora Angélica Buendía Espinosa, secretaria de Unidad, coordinadores y directivos divisionales, la doctora en Ciencias Sociales y especialista en Psicología Social refirió que, desde un enfoque de promoción y componente transversal, las y los docentes deben considerar en sus programas curriculares, así como en la trayectoria académica de sus estudiantes, la orientación educativa, la que se puede entender como un acompañamiento, atención e, incluso, contención de las inquietudes académicas, emocionales, relacionales, de las y los jóvenes estudiantes.
En este sentido, la doctora Soto agregó que, se habla de un enfoque de intervención cuando el especialista en la orientación vocacional, quizá en la práctica y el quehacer cotidiano, está encaminado a atender o apoyar otro tipo de problemas escolares. De ser así, sugirió poner atención en el vínculo que emerge y las tramas de relación que se generan entre quien “orienta” y quien es “orientado(a)”.
La investigadora abundó en la idea de que el sujeto no nace, se hace, a través de las prácticas de transmisión, esto de acuerdo con la filósofa alemana Hannah Arendt: “el mundo adulto tiene una responsabilidad con los nuevos, los adultos debieran asumir la autoridad (que no el autoritarismo) para heredar lo dado y, al mismo tiempo, admitir la posibilidad de la creación e invención de los recién llegados”. A partir de lo dicho por Arendt, sumado a lo señalado por Laurence Cornu; a través de la transmisión se hace una invitación a tomar un lugar, un reconocimiento del otro que da la bienvenida a un nosotros.
De ese modo, refirió Soto Martínez, la transmisión no es lineal, se le presentan resistencias. Los nuevos, los más jóvenes, los que llegan después que nosotros, no reciben el mundo pasivamente; las situaciones y los contextos diluyen las certezas que se les pretenden heredar. Por lo tanto, el vínculo entre las generaciones es siempre un vínculo configurado desde el conflicto, que debe entenderse como la posibilidad de hacernos preguntas, de problematizar el encuentro y desencuentro entre los más adultos y los más jóvenes.
Instó también a dejar de presuponer lo que debe ser la orientación, para escuchar y dejar que las subjetividades juveniles interpelen las certezas. Quizá sea necesario dejar de hablar de los adolescentes y de los jóvenes para intentar una conversación, un diálogo, un encuentro con ellas y ellos. “Se trataría, como dice el investigador argentino Carlos Bernardo Skliar, de dejar de pensar demasiado a los jóvenes, a los estudiantes, a los menores –que además se les representa siempre en clave de falta y déficit– y guardar un poco de silencio para escucharlas y escucharlos”.
Presuponer cómo debería ser la y el joven, deja sin posibilidad para la relación, el encuentro y la experiencia del vínculo. No se trata de instruir, enseñar, habilitar a las y los jóvenes que vienen después, sino de poner en discusión los lugares encriptados que ocupamos y las identidades rígidas que nos conforman para configurar un vínculo entre pares y el encuentro entre las generaciones, concluyó.
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