Reportera: Guadalupe Ochoa Aranda
Fotografías: José Ventura Flores Velasco
El acto de clausura del Diplomado en Evaluación de Políticas Públicas, organizado por el departamento de Política y Cultura, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X), se concretó con la conferencia magistral “Diagnósticos y Modelos de Evaluación de las Políticas Públicas en México”, dictada por la doctora Araceli Damián González, consejera presidenta del Consejo de Evaluación de la Ciudad de México.
El doctor Francisco Javier Soria López, rector de la UAM-X finalizó el evento con la entrega de 50 diplomas a los participantes procedentes del interior y exterior de la República, que a lo largo de cuatro meses asistieron y cumplieron con los propósitos del diplomado, impartido por académicos expertos en el tema.
La doctora Damián, investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales (CEDUA), del Colegio de México, y especialista en temas de pobreza, desigualdad y política social, admitió que el estudio de la evaluación es prácticamente nuevo: “inició hace más de 20 años, cuando transitábamos de una sociedad en busca de generar empleos formales (con derechos sociales), hacia una que se ha conformado con una amplia existencia de informalidad”.
La expresidenta de la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados subrayó que el ideal que tiene el Banco Mundial y los economistas sobre aspirar a tener trabajadores sanos con empleos formales fracasó. Unos y otros “sólo reconocen la pobreza extrema en torno de aquellos que revelan sus carencias en salud, alimentación y educación, debido a que no pueden competir en el mercado laboral en igualdad de condiciones con el resto de la población”.
Damián señaló que, hoy asistimos al paradigma de los “pobres merecedores”. Entre ellos se ubican a los niños, viudas o adultos mayores y otros que, por su edad y condiciones diferentes, no están inmersos en el mercado laboral y, por lo tanto, son merecedores de beneficios sociales.
“Sin embargo, para aquellos que sí pueden desplegar sus capacidades, se ofrecen becas a cambio de algo”. Se trata de programas que aparecieron hace décadas denominados: Oportunidades, Prospera y, actualmente, Sembrando Vida o Jóvenes Construyendo el Futuro, apuntó la doctora.
A la pregunta ¿cuándo y cómo se evalúa un programa? Respondió que, si se tratara de evaluar Sembrando Vida, entonces ¿se tendría que esperar años hasta que crezcan los árboles y poder evaluar su impacto?, la respuesta es, no, lo que se hace es medir si se recibió el apoyo, si se cumple con las reglas de operación, entre otras variables, y todo ello depende de lo que se quiere evaluar.
Para ejemplificar lo anterior dijo: “Si me interesa conocer si el niño está nutrido, voy a hacer una evaluación sobre el peso o tamaño, pero, si me interesa que el niño vaya a la escuela –aunque no coma–, voy a medir la asistencia al ciclo escolar. Todos los gobiernos quieren escuchar que sus programas dieron resultados positivos”, apuntó.
Damián González explicó que de no considerarse la relación que existe entre las condiciones económicas-sociales que determinan la pobreza y las carencias de la población, se corre el riesgo de realizar evaluaciones parciales que llevan, a lo que ella llama “eficientista” en la política social.
Para ilustrar el concepto, dijo que eficientista es cuando –por ejemplo–, “el programa está diseñado para que haya mil despensas, y para ello se debe mostrar la evidencia de que se entregaron. Con ello se comprueba que se cumplió el programa y no importa si la persona vendió la despensa, lo que importa es que la recibió”.
Indicó que todos estos programas fueron y siguen siendo de carácter “neoliberal”, ya que los y las que reciben este apoyo, generalmente no superan su condición de pobreza ni sus carencias de salud, vivienda, educación, etcétera”. Abundó que, si bien estos programas “quizá” reducen la crudeza de sus privaciones, se debe tener cuidado con el discurso político derivado de estos diseños. Para ello, concluyó, es necesario impulsar órganos evaluadores que cuenten con la suficiente autonomía y libertad en su función. No obstante, dijo, si revisamos cómo se dan los procesos para integrar los consejeros del CONEVAL –por poner un ejemplo–, se observa que fueron los grupos políticos quienes se ponen de acuerdo para colocar a determinadas personas para este ejercicio.
En esta ceremonia, realizada en la Sala de Consejo Académico, el rector señaló que estas políticas buscan tener una marco normativo y acciones concretas para enfrentar estos desafíos y lograr un cambio positivo en la vida de las y los ciudadanos. Con esta actividad académica, la UAM Xochimilco refrenda su compromiso con la enseñanza, reflexión y discusión en torno de temas estratégicos para la sociedad mexicana, acotó.
La doctora Myriam Cardozo Brum, consejera ciudadana de Evalúa y profesora jubilada de nuestra sede académica, admitió que, anteriormente, el tema de la evaluación sólo se abordaba en el marco de las políticas sociales, pero ahora se incluyen las políticas ambientales con un programa a distancia, en el cual se clarifican conceptos y teorías, métodos, utilización e impacto, lo cual es crucial para ampliar las audiencias de otros países de América Latina.
Agregó que el tema de la evaluación contribuye para la definición de los presupuestos, a fin de que la Secretaría de Hacienda y la Cámara de Diputados tomen en cuenta la información que los evaluadores generan al momento de asignar los montos para políticas, programas y proyectos académicos.
Por su parte, la doctora Esthela Sotelo Núñez, directora de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, hizo hincapié sobre la importancia de este diplomado, que permite posicionar el tema de la vinculación inter e intrainstitucional, intersectorial (funcionarios y funcionarias públicas) y organizaciones sociales mexicanas y latinoamericanas.
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