Zeltzin Lorraine Palacios Rodríguez
Licenciatura en Estudios Socioterritoriales
División de Ciencias y Artes para el Diseño
“No es la gran cosa, la muerte viene con el territorio.
Nos vemos en Disneylandia.”
Dijo el asesino serial Richard Ramirez, después de ser sentenciado a 19 cadenas perpetuas.
“Guerrero no es Disneylandia.”
Dijo un ex gobernador priísta,
por quién probablemente no hubiera votado y de quién nunca supe nada
más que aquella frase.
En algo tenían razón, por lo menos, el territorio viene con la muerte.
Y hay lugares que son por excelencia cementerios gigantes.
Por ejemplo:
mis padres nacieron en Guerrero y los de Richard, en Chihuahua
*
Mirar un mapa no es mirar hacia afuera. Es mucho mejor.
Al vivir aislado, encerrado,
en cuarentena,
son las vacaciones que no te puedes costear.
Richard Ramirez también dijo:
“Los asesinos en serie hacen”
“A pequeña escala
lo que hacen los gobiernos a gran escala.
¿Qué haces tú hablando de escala, Richard?
Si nunca has visto un mapa.
¿Y qué hago yo hablando con un asesino?
¿Será que no tengo vergüenza?
¿Se pueden condenar atrocidades y al mismo tiempo querer saber un poco más?
No sé qué te habrán enseñado tus padres,
pero de los míos
aprendí a temerle a hombres como tú; y la vida también me enseñó
a tener miedo de la gente normal.
Ahora sé que he aprendido demasiado.
Demasiado para maternar y heredar esos miedos
a alguien más.
Entrar en la mente de un asesino,
son las vacaciones a California que no me puedo costear.
*
Un punto, una línea o un polígono,
puede ser una fosa, un predio o un antimonumento En mi carrera se habla de:
la subdivisión artificial del territorio
pero nunca me dijeron que en ocasiones terminaría mapeando un dolor que se intersecta con el mío.
Te puedo hacer un mapa de coropletas de personas desaparecidas.
Te puedo hacer un mapa de feminicidios.
Te puedo decir en qué colonia se cometen más homicidios a mano armada
o secuestros
o robo a automóviles con o sin violencia,
pero no puedo darte consuelo, aunque me lo pidas.
Quise hacer un mapa de puntos con todos los antimonumentos del país.
Porque la cartografía puede ayudar a mirar la ausencia.
Y también a voltear hacia dentro para experimentar el terror a salvo,
y terminar agradecido de estar con vida,
de no formar parte de ninguna estadística ni ningún mapa.
¿Se pueden hacer mapas sin sentir que le robas algo a la tierra? ¿O las personas?
¿Cómo hago para no reducir el dolor a un simple punto en el plano?
Trazo puntos, líneas y polígonos; mi palabra favorita es terruño, pero he perdido mi Norte y mi Sur,
ahora no me siento de ningún lado.
Y mi brújula moral no sé hacia dónde apunta cuando pienso la frase:
“Todo el mundo tiene el bien y el mal dentro de sí.
Quisiera ser 100% malo, pero no puedo.”
Quisiera ser 100% buena, pero sé que no puedo cuando me descubro uniendo los datos
al mismo tiempo que escucho un podcast de asesinatos.
*
Aunque pudiera costearme esas vacaciones a California, creo que no iría.
Pero supongamos que me tomo esas vacaciones a California,
y hago aquel famoso tour de los asesinos
para matar la fantasía en mi cabeza.
¿Sería tan cínica para tomarme fotos afuera del Hotel Cecil?
¿Tomaría las coordenadas de las escenas del crimen?
¿Calcularía el área de influencia de los asesinos?
¿Daría fe de mis contradicciones?
*
Sinceramente
yo no querría estar en un mapa,
soy un punto que se mueve por los márgenes sobre capas y capas de contradicciones
Algo así no cabe por definición
en la representación cartográfica.
Muchas cosas no caben, en realidad,
en un mapa.
Pero sí caben mis pesadillas.