Entornos de bienestar universitario para el regreso presencial
Reportera: Guadalupe Ochoa Aranda
Cobertura UAM Xochimilco
El miedo, angustia o ansiedad que puede producir el retorno a las actividades universitarias presenciales tras meses de aislamiento es una situación que se debe trabajar colectiva e individualmente, con entornos de bienestar para todos y todas en la escena universitaria.
Una estrategia esencial para transitar de la casa a la vida académica presencial, es el sostén que ofrece la UAM Xochimilco mediante talleres, cursos, pláticas, apoyo psicológico en la Sección de Orientación Educativa, entre otros espacios virtuales, en los cuales se atienden las necesidades emocionales del alumnado y de la comunidad universitaria.
En el conversatorio virtual “Quien bien te quiere ¿te cuida?”, organizado por la Unidad de Prevención y Atención de la Violencia de Género, las psicólogas Ana Magdalena Solís Calvo, de la Universidad Pedagógica Nacional, y Martha Luisa Velasco Díaz, del colectivo Educar para Vivir en Buen Trato, retomaron la “Terapia de Reencuentro”, propuesta por la pedagoga, psicoterapeuta y sexóloga Fina Sanz, la cual favorece el desarrollo humano integral a partir del autoconocimiento, los vínculos para la convivencia y la promoción del buen trato desde una perspectiva de género y comunitario.
Velasco Díaz, del colectivo Educar para Vivir en Buen Trato, retomaron la “Terapia de Reencuentro”, propuesta por la pedagoga, psicoterapeuta y sexóloga Fina Sanz, la cual favorece el desarrollo humano integral a partir del autoconocimiento, los vínculos para la convivencia y la promoción del buen trato desde una perspectiva de género y comunitario.
La doctora Solís Calvo señaló que la “terapia de reencuentro ofrece herramientas para reconocer las emociones que acontecen dentro-fuera del cuerpo, ese lugar primigenio donde se manifiestan los malestares y se interiorizan los mandatos de género de un sistema patriarcal”, que por siglos ha normalizado las prácticas violentas, de maltrato y discriminación hacia las mujeres.
En este modelo terapéutico se trabaja la corresponsabilidad de los afectos, los vínculos familiares y las redes sociales de apoyo, las cuales son consideradas aliadas que permiten la transformación del sujeto al hacerse responsable de su autocuidado. La “analogía del laberinto” es un símbolo de transformación, puesto que la persona encontrara la salida toda vez que las herramientas se hayan sido apropiadas.
Si el proceso de duelo por las pérdidas humanas, materiales y económicas que ha dejado la pandemia SARS CoV-2 impide la realización de las actividades cotidianas, es necesario activar las redes de apoyo o solicitar apoyo profesional para desbloquear la salida laberíntica.
La sensación de inseguridad aflora cuando aparece el anuncio de regreso a las actividades universitarias presenciales; entonces se desencadena un cúmulo de emociones donde primero se instala la negación y luego el miedo a tomar el transporte público o compartir el aula con otros compañeros y compañeras. Esta situación coloca al sujeto en un estado de vulnerabilidad. El alumno o alumna debe hablar con claridad y respetuosamente con sus pares sobre no tener contacto físico ni saludar afectuosamente, pues no se puede poner en riesgo a las personas que comparten espacios escolares o fuera de ellos. Estas acciones permitirán estar en ambientes de bienestar libres de violencia.
La doctorante Martha Luisa Velasco expresó que, con autocuidado amoroso y consciente, una persona puede estar tranquila y sentirse en disposición para programar su tiempo para la recreación, meditación o ejercitarse, puesto que proporcionarse momentos placenteros es un componente necesario para una salud mental equilibrada y para el desempeño laboral presencial o virtual.
Otro componente es la compasión, no desde el punto de vista religioso, sino como un ejercicio reflexivo frente a algún imprevisto fuera de nuestro control. Y el autocuidado que es precisamente evitar la auto-exigencia y preguntarse ¿cómo estoy y qué necesito?, como parte del autoconocimiento y de “saber pedir y dejarse acompañar”.
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