Reportera: Guadalupe Ochoa Aranda
El arquitecto Pedro Ramírez Vázquez fue el primer rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), concebida a partir de una visión apegada al compromiso educativo y social. La intención del arquitecto fue construir una nueva institución abierta, innovadora, interdisciplinaria y comprometida con la transformación social, expresó el doctor Javier Soria López, rector de la UAM Xochimilco, durante la inauguración de la exposición “Arq. Pedro Ramírez Vázquez: visionario de la arquitectura mexicana”, en la Sala Leopoldo Méndez, de la Galería del Sur.

El rector agregó que su legado arquitectónico se distingue por plasmar en sus diseños la cultura mexicana, fortaleciendo la identidad nacional con obras como el Museo de Antropología, la Basílica de Guadalupe, el Museo de Arte Moderno, entre muchos más, así como el proyecto educativo de construcción de aulas rurales.
Dijo que este incansable arquitecto fue presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de México en 1968 y bajo su dirección se integraron equipos donde el arte, el diseño gráfico, el diseño industrial, la arquitectura y la comunicación del lenguaje visual lograron proyectar la riqueza cultural de nuestro país.

La doctora Martha Flores Ávalos, coordinadora de Extensión Universitaria y Difusión Cultural, señaló el goce visual que representa contemplar las maquetas, planos, objetos, vestimenta, logotipos, señalización y carteles originales de las diferentes obras del arquitecto Ramírez Vázquez, precisamente cuando se conmemora el 50 aniversario de la División de Ciencias y Artes para el Diseño (CyAD) .
Celebró que esta exposición sirva como homenaje para esta figura destacada en todos los campos del diseño, cuyas ideas aportaron a la construcción de un México moderno. Un espacio que invita a la reflexión académica sobre el pasado, presente y futuro de nuestra División de CyAD.

El arquitecto Francisco Haroldo Alfaro Salazar, director de la División de CyAD, señaló que esta exposición es una muestra de la trayectoria profesional de Pedro Ramírez Vázquez y sus aportes a la arquitectura del siglo XX. Su visión, dijo, contempló la necesidad de construir escuelas rurales, mercados para el abasto popular, obra pública y restauración del patrimonio urbano-arquitectónico; tuvo la capacidad de tomar en sus manos las políticas institucionales y traducirlas en respuestas concretas.
“Como encargado de las gestas deportivas y culturales en los Juegos Olímpicos de 1968 mostró su capacidad de vincular equipos de trabajo para concretar proyectos como las instalaciones olímpicas, la ruta de la amistad, desarrollo urbano, plazas en el centro histórico, las unidades habitacionales Villa Olímpica y Villa Coapa, así como infraestructura para impulsar el deporte que hoy siguen vigentes”, añadió.

Para el arquitecto Javier Ramírez Campusano, hijo de Pedro Ramírez Vázquez, evocar la vida y obra arquitectónica de su padre es remontarse a principios del siglo XX, pues fue en 1910, año cumbre del porfiriato, cuando estaban en construcción el Palacio Postal, el Palacio de Bellas Artes, el Palacio Legislativo, el Palacio de Lecumberri y todas las casonas de la época, cuando Porfirio Díaz traía arquitectos de otros países.
Para 1924, continuó, José Villagrán García, padre de la arquitectura mexicana, incorporó la cátedra de la teoría de la arquitectura y para 1952 ya existían 450 arquitectos en todo el país, entre ellos, Pedro Ramírez Vázquez, quien inicia su carrera como jefe de zona en Tabasco. Ahí enfrentó una realidad compleja para la creación de espacios al observar el alto grado de analfabetismo y sin un personal que supiera interpretar un plano.

De esa experiencia, dijo, nace la idea de prefabricar aulas rurales. Fue así que Pedro Ramírez Vázquez voltea a mirar a un México con carencias y decide resolverlos con soluciones, materiales y recursos propios que en sí mismos proyectan una identidad. Por eso el Museo de Antropología está a la escala de la dignidad de nuestras culturas, así como la Basílica de Guadalupe está a la altura de la fe de los creyentes y los mercados son el sitio donde las personas se abastecen.
“Como hijo de un vendedor ambulante de libros, Pedro Ramírez Vázquez visualiza a los mercados como sitios donde las y los vendedores necesitan baños, regaderas, consultorios médicos, guarderías y escuelas, lo cual permite que las mujeres accedan al mundo laboral. Para él, las calaveras eran un símbolo importante de la cultura popular, sin embargo, por ello se le calificó de tétrico y macabro”. Exhortó a los futuros diseñadores a mirar lo nuestro, lo mexicano, como lo hizo su padre.

Esta exposición fue gestionada por la diseñadora de la comunicación gráfica Mariana Beltrán Palacios, responsable de la Galería del Sur, con la curaduría del arquitecto Javier Ramírez Campusano, hijo de este visionario, y con el apoyo de Karina García, de la Fundación Pedro Ramírez Vázquez. Consta de 71 piezas originales que la comunidad universitaria podrá apreciar hasta enero de 2026.









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