Tania Elizabeth Hernández Martínez
Licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia
División de Ciencias Biológicas y de la Salud
En esta época tan difícil, en la que nos vemos inmersos en nuestras casas, hemos aprendido muchas cosas. Una de ellas a estar y convivir más con la familia, a conocer más sobre sus gustos y hasta a aprender a manejar recursos electrónicos que ni siquiera conocíamos.
Otro de los aprendizajes es pasar el rato sin aburrirnos. Eso me lleva a decir que ayer mientras veía una serie, This is us, escuché una frase que me llamó mucho la atención, decía “que un desconocido se vuelve parte de nuestra historia”. Me puse a reflexionar y me pareció totalmente cierto.
Después de nuestra familia, a la cual no elegimos, nos la pasamos conociendo personas nuevas, en realidad desconocidos para nosotros, y todos ellos pasan a ser parte de nuestra historia: profesores, compañeros, amigos, novios, enamorados o hasta quienes llegan a hacernos daño, pero de cada una de esas personas nos llevamos algo, sea bueno o malo; una frase o una sonrisa.
Así como tú, que un día llegaste a mi vida siendo un completo desconocido, que platicando de cosas banales empezamos a conocernos, a pasar tiempo juntos, a reírnos, a hacer cosas tontas que se convirtieron en sólo nuestras. Que fuimos cómplices de locuras, de noches de salidas o de sólo conversar por Whatsapp hasta quedarnos dormidos; de visitar lugares y de hasta llegar a adivinar lo que el otro quería. Creamos una conexión increíble, hablábamos de planes juntos, ideas de viajes y hasta de una vida, porque pensamos que algo tan bueno no podía romperse. Hasta que pasó.
¿Por qué? No lo sé con seguridad y tal vez ninguno lo sepa a ciencia cierta después de recordar tantas cosas buenas. Aunque de entre todas ellas siempre hay diferencias, con cualquier persona y eso lo será siempre por naturaleza.
Asimismo pasa con los amigos, a veces ni siquiera recordamos por qué ya no los vemos, por qué ya no les escribimos, por qué ya tienen un nuevo amigo que no soy yo.
La vida avanza y nosotros con ella. Cambia nuestra escuela, nuestras relaciones, nuestros intereses, gustos, música o entretenimientos. Caminamos buscando lo que nos hace felices y lo queremos ser en esta vida. En ese camino hay y habrá muchísimas personas, todas pasarán a nuestro alrededor de forma rápida; algunas no tanto, pero pocas serán las que se quedarán. De cada una nos llevaremos algo: una sonrisa, un momento, una aventura o un recuerdo.
Pero algún día vendrá alguna memoria que nos hará sonreír, que nos hará pensar en esos momentos. Un día pasaremos por un lugar que nos recuerde a esa persona especial, que nos hará extrañarla, que nos hará rememorar el sentimiento que nos dejó, pero sobretodo, nos hará recordar que esa pasó de ser un desconocido a ser parte de nuestra historia.
Esa historia es diferente para cada uno de nosotros y por eso es nuestro tesoro personal. Habrá quien venga, quien se vaya y habrá quien se quedará por siempre.
Me deja éste post con un sentimiento muy grande, un nudo en la garganta que no sé si es de felicidad o de nostalgia, quizá una combinación de ambas…
Gracias por dejarnos harto para reflexionar!