Cuidar el Diseño: miradas feministas visibilizan necesidades en la movilidad cotidiana de las mujeres
Reportera: Guadalupe Ochoa Aranda
Con la conferencia Diseñar con cuidado. Cuidar el Diseño, la doctora Paula Soto Villagrán, académica de la UAM Iztapalapa, abrió el Encuentro Miradas Femeninas: habitar, sostener y resistir en lo cotidiano, en el cual abordó las dimensiones espacio-temporales de la movilidad, accesibilidad y seguridad de las mujeres en los centros de transferencia modal (CETRAM).

En el auditorio Jesús Virchez, la académica sostuvo que la discusión sobre los cuidados tiene una larga data en el pensamiento feminista, en la sociología y en la antropología de los cuidados, sin embargo, cuando se habla de los cuidados, éstos aparecen en abstracto, como si no tuvieran un lugar, un escenario y un contexto.
La doctora en Ciencias Antropológicas explicó que, desde la geografía feminista, el espacio es central en la vida de las mujeres. Observó que, en las disciplinas del espacio, el trabajo doméstico ha sido profundamente desvalorado por no ser remunerado ni productivo, lo cual se traduce en una distribución inequitativa.

¿Cómo puede inculcarse una ética y política de cuidado en el diseño de los espacios? Para responder esta pregunta Paula Soto refirió que el pensamiento feminista ha articulado conceptos como género, división sexual del trabajo, patriarcado, entre otros, que han generado una postura crítica, rupturista y profundamente resistente dentro de las ciencias en general.
En ese sentido, cuestionó qué significa ser mujer como constructo social en el espacio urbano. Desde un enfoque feminista, la investigadora emplea metodologías en las cuales las mujeres, como un sujeto, y los entornos por donde transita son primordiales para la realización de etnografías móviles de acompañamiento y encuestas de movilidad, cuyos resultados muestran las desigualdades cotidianas, económicas y sociales, pero también espaciales.

Indicó que en la infraestructura del transporte público pasan desapercibidas las necesidades cotidianas de las mujeres en sus recorridos por la ciudad. En ese sentido, el género como categoría de análisis ha sido fundamental para generar la crítica del supuesto dicotómico central en las disciplinas del espacio: lo público y lo privado.
Para ejemplificar lo anterior, dijo que lo público se ha construido histórica y analíticamente como un espacio masculinizado, mientras que lo privado se concibe como la casa y lo doméstico. “El género en términos espaciales ayuda a mostrar cómo el acceso a los espacios ha sido diseñado de manera androcéntrico y deja fuera no sólo a las mujeres, sino también a las infancias, a las personas con discapacidad y a las comunidades LGTBQ+”.

Al indagar en las prácticas de movilidad de las mujeres y su interacción con el transporte público de la Ciudad de México, observó que en ese transcurso se puede facilitar u obstaculizar su recorrido. Indicó que “las geografías feministas muestran la importancia y la riqueza de considerar la condición de género como clave para interpretar la realidad espacial de nuestra sociedad y pueden contribuir en los debates interdisciplinarios del cuidado de la ciudad”.
La doctora Paula Soto mencionó que la geografía feminista alude inevitablemente a una dimensión cultural y es por ello que los entornos se crean y se recrean a través de las relaciones sociales, es decir, los paisajes se construyen socialmente en el marco de un juego complejo y cambiante en los cuales están presentes las relaciones de poder, edad, clase, etnia, que podrían codificarse de acuerdo con una jerarquía social de género.

“El género también ha servido para entender el orden de las relaciones jerárquicas y patriarcales, que establece lo masculino como la norma. Agregó que aquello que denominamos como femenino hoy día ha sido muy cuestionado en términos de su construcción dicotómica “femenino-masculino”. “Las nuevas miradas abren el género como una perfomatividad que apertura las múltiples posibilidades de construcción en torno al sexo y género”, precisó.
Por lo tanto, explicó que la relación diseño-cuidado puede dar respuesta a un conjunto de situaciones y mejorar la convivencia y bienestar de quienes viven en la ciudad. Se aprecia que el espacio en términos de propiedad, como la vivienda o propiedad de la tierra, en mujeres indígenas es muy baja e inaccesible, pues los espacios han sido pensados para los varones, lo cual es evidentemente la noción de patriarcado.

La doctora Soto y el grupo de investigadoras con las que trabaja han documentado el viaje de las mujeres cuando dejan a la niña o niño en la escuela y pasan al supermercado o a realizar un trámite, o trabajar y regresar por el menor.
“Por ejemplo, en uno de los trayectos observamos a una mujer que va con un bebe en brazos, es obvio que necesita un baño, zona de descanso para amamantar al bebé, un bebedero, sentarse un momento si la acompaña una persona mayor. En estas geografías las mujeres son invisible dentro de la ciudad. En la transferencia nodal son pocos los espacios de sombra, falta iluminación, banquetas y señalética”.

A lo largo de su conferencia, mostró fotografías que evidencian estas carencias, como lo es la imagen de una mujer que cambia pañales del niño en un pasillo del metro y otra amamantando a su hijo dentro del vagón. Concluyó que los cuidados no sólo ocurren en la casa en la medida en que existe una dimensión espacial pública y una dimensión móvil.
También se llevó a cabo una mesa redonda “La casa, la calle y el cuerpo: configuración generalizada de territorios, vivencias y disputas por el habitar”, con la participación de las doctoras Reyna Sánchez Estevez, Miriam Bautista Arias y Rebeca Carranza Olvera, así como una charla con Talachas Girls.

El Encuentro fue una actividad de los posgrados de la División de Ciencias y Artes para el Diseño, organizado por las doctoras Esther Anaid Aguilar Hernández (posdoctorante), Isaura Eugenia Sánchez Hernández y Diana Elena Barcelata Eguiarte, cuyo tema central fue la ciudad y sus espacios, su contexto histórico social y el cuerpo femenino que siente, oye y mira desde su cotidianidad, en una urbe donde las prácticas del diseño están presentes y se enriquecen colectivamente con estos encuentros de reflexión.

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