Reportera: María Guadalupe Ochoa Aranda
La maestra Yanetzi Yaidé Contreras Ríos, quien es egresada de la maestría en Estudios de la Mujer, habló de su participación en el paro feminista 2023, sostenido por la Asamblea Estudiantil de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco (UAM-X), ante la indignación que causó el dictamen emitido por la Comisión de Faltas de la Unidad Cuajimalpa, en el cual se exoneró a un agresor sexual y se revictimizó a la estudiante que denunció los hechos en ese plantel.
El conversatorio Mujeres y acción organizada: retos frente a la desigualdad y las violencias, organizado por el área académica Desigualdad y Transformación y la Red Inter Unidades de Investigación e Intervención Educativa UAM, fue un punto de encuentro para reflexionar desde visiones plurales y críticas las formas de resistencia, organización y acción colectiva de las mujeres.
En la sala de Consejo Académico, la maestra Contreras Ríos continuó su relato al afirmar que fue un 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que esa comisión calificó el hecho como una “penetración por accidente” y de quien generó la violencia se dijo que por tratarse de un alumno destacado “no podían cortarle las alas a su futuro promisorio”.

Esta fue “una respuesta institucional sacada de nuestras peores pesadillas, un suceso que apeló a la sororidad de los colectivos y grupos feministas de las cinco unidades académicas a la toma de instalaciones”, señaló.
En esos 61 días de paro, cada Unidad elaboró su propio pliego petitorio. En Xochimilco, “La Asamblea” recuperó la voz de la alumna “0”, quien recién había sido revictimizada por atreverse a alzar la voz, violando la privacidad de sus datos personales y divulgando hechos sensibles.
Manifestó que “era inaudito pensar que, en 2023, cuando ya se habían construido instrumentos como el protocolo para atender los casos de violencia de género y las unidades de género especializadas para ello, así como el auge y visibilidad de la agresión hacia las mujeres que se puso de manifiesto en una megamarcha de cientos de miles de mujeres”, todavía ocurra esto.

“A lo largo del paro, se establecieron ‘Las Mesas de Acuerdos y Transformaciones’, que dieron lugar a la necesidad de crear las políticas operacionales para atender, prevenir y erradicar la violencia de género, las cuales fueron aprobadas el pasado 25 de marzo en el Consejo Académico, tras un arduo trabajo colectivo con personas de diversas áreas”, subrayó.
La doctora Vanessa Arvizu, de la UAM Azcapotzalco, y la maestra Flor Daniela Estrada, doctorante del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), presentaron su trabajo sobre las vagoneras del Metro, un tema de pobreza laboral asociado al comercio popular, cuyas condiciones se agravan por la nula protección social, madres solteras con baja escolaridad y por no contar con redes familiares de apoyo.
Expresaron que estas comerciantes han tejido redes de protección y de cuidado con otras vagoneras del Metro que viven y sufren la desigualdad, la discriminación, la inseguridad y las acusaciones de explotación infantil, a lo que se suma la persecución policiaca o la cuota sexual que exigen los líderes varones para tener acceso a esta actividad prohibida.

“A partir del contacto con las colectivas feministas, principalmente con las llamadas Leonas en Manada durante la pandemia de Covid-19, las vagoneras empezaron a imitar la protesta y luego tomaron consciencia de la propia condición de violencia que ejercen los hombres sobre ellas”. Las demandas de quienes sólo buscan dignificar su trabajo siguen sin ser escuchadas por las instituciones, sostuvieron.
La doctora Alicia Saldívar Garduño, egresada de la licenciatura de Psicología (UAM-X) y doctora en Psicología Social (UNAM), indicó que hace 20 años, las personas que ingresaban a la universidad entraban en condiciones de igualdad y la pandemia vino a confirmar lo falso de esa idea.
La diversidad sexogenérica, la inclusión y las políticas transversales puestas en el papel se ven muy bien, sin embargo, las oportunidades no son las mismas, como ocurre con la condición étnica de quienes viven discriminación, maltrato y violación a sus derechos.

Participó en una pesquisa entre una población estudiantil, que consistió en una encuesta de 827 personas y 13 entrevistas, para identificar las diversidades, a fin de implementar recursos y herramientas que permitan su integración a la vida universitaria en la UAM Iztapalapa. El instrumento arrojó problemáticas psicosociales y alta discriminación por la forma de hablar, la orientación sexual, el color de piel o por ser foránea.
Por su parte, la doctora Violeta Núñez Rodríguez, profesora-investigadora del Departamento de Producción Económica, señaló que en el territorio donde se producen minerales de alto valor comercial, las mujeres defensoras de la tierra y del medio ambiente son amenazadas, secuestradas, torturadas, desaparecidas e incluso asesinadas.

Agregó que los procesos de violencia en esas zonas y en toda Latinoamérica son principalmente contra personas indígenas. Ejemplo de ello es la masacre ocurrida en Chicomuselo, Chiapas —donde fueron asesinadas 11 personas, en su mayoría mujeres—, por oponerse a la extracción del mineral llamado “La Barita”: también está la falta de escucha de los pueblos, como el Tojolabal que tiene una propuesta de desarrollo alternativo denominada “Vida buena”.
La doctora Ana Beatriz Pérez Díaz fungió como moderadora de este evento, que busca impulsar procesos de cambio frente a las desigualdades y violencia estructurales que permitan potenciar redes de cuidado al interior de la universidad y la construcción de espacios más justos, seguros y dignos.
