Reportera: Guadalupe Ochoa Aranda
Ante las políticas culturales y urbanísticas que contribuyen a la apropiación del espacio público por un grupo determinado de personas, es necesario un acto de profanación para regresar esos lugares al uso común. Accionar prácticas artísticas, urbanísticas y de gestión cultural que operen como un dispositivo para cambiar estas formas excluyentes de lo público, fue el tema abordado en el seminario INSIDIA.
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Este seminario lo conforman las profesoras investigadoras María Penélope Vargas Estrada, Martha Flores Ávalos y Sandra Amelia Martí, así como el profesor investigador Homero Mendoza Sánchez, quienes invitaron al artista escénico e investigador argentino Santiago Cao a ocupar la escena institucional, a fin de abrir la reflexión sobre la profanación de lo público.
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Mediante un acto performativo, Santiago Cao hizo partícipe al estudiantado a cuestionar el concepto de espacio público, abordado desde una corporalidad que anuncia un comportamiento impuesto por un ordenamiento aprehendido en las esferas escolares y familiares a partir de prácticas binarias de acierto-error.
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El maestro Santiago Cao, en sus Cartografías sensibles en espacio público, propone una metodología de investigación colectiva aplicada en los los territorios con un sistema de des-identificación de las normas que se activan en los cuerpos. A lo largo de esta actividad, Cao intentó hackear las afirmaciones de aquellos saberes incorporados que reafirman los modos “correctos” de habitar el espacio público.
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En el auditorio Tania Larrauri, Santiago Cao hizo un ejercicio de re-sensibilización con el alumnado para abrir la escucha a las prácticas diferentes, que pueden entrar en conflicto sin que esto signifique algo negativo, sino un encuentro de la diferencia. “Cuando se produce el encuentro entre iguales, otros permanecen silenciados por ser diferentes, lo cual va a limitar el encuentro con el otro al no ser escuchado”, afirmó.
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Explicó que “se trata de un desafío a partir del encuentro con otres diferentes a nosotres quienes piensan, viven y se comportan diferente sin arrojarlos a una posición de error. De esta manera se habilitan las posibilidades de resignificar las respuestas que ya fueron afirmadas por un grupo afín anteriormente con la intención de encaminarlos hacia las grietas de su propia estructura cartográfica diferente a lo esperado”.
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“Las cartografías sensibles, en tiempos donde las políticas culturales hegemónicas y prácticas restrictivas de los espacios públicos, son un conocimiento al cual podemos acceder a través de nuestro cuerpo, afectando y siendo afectado por otros cuerpos. Para ello, se requiere de la escucha sensible y de la afectación cuerpo a cuerpo para poder cartografiar la multiplicidad de discursos”, puntualizó.
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Para Coa no existen cuerpos silenciosos, sino silenciados por las palabras gritadas a diario por los con-textos normalizadores introyectados. Para este investigador, el acto de profanar es regresar al uso común el espacio público que, en determinado momento, dejó de ser accesible a todas las personas y propone su recuperación para prácticas diversas.
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Cuestionó la doble dicción de lo público, ya que, por un lado, su uso es restrictivo y, por otro, está la lectura de lo público asociado a ser accesible a todas las personas. Es por ello, que el costo de lo ordenado de los espacios públicos es muy alto porque se excluye o restringe a muchas personas.
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En el acto de apertura, el arquitecto Francisco Haroldo Alfaro Salazar, director de la División de CyAD, señaló que una lectura de lo público de los espacios urbanos es aquel lugar donde la sociedad transita, vive, conecta y comunica. “En el momento en que estos espacios comunes son apropiados por acciones privatizadoras, lo público deja de tener el carácter por el cual fue creado”, indicó.
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Este grupo académico se unió a la idea provocadora de la profanación del espacio público a través de otra mirada, con el objetivo de entenderlo como algo que se construye social y cotidianamente, y no como lugares limitados a ciertos grupos. Por ello, su recuperación es una respuesta a la diversidad humana: género, raza, idiosincrasia, preferencias sexuales o edad.
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