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El plagio: una mala práctica que se intensifica con el acceso a Internet

Reportera: Verónica Ordóñez Hernández

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El fraude académico o plagio es una mala práctica deliberada o sin intención que se debe frenar, sentenció la doctora en Ciencias y Gestión Silvia Pomar Fernández, Secretaria Académica de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, en el marco de la “Jornada de concientización y prevención de la deshonestidad académica, fraude y plagio intencional y no intencional para mejorar las prácticas en la investigación científica”, que organizó la Coordinación de la licenciatura de Administración de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

En esta era de la digitalización, en la cual muchísima información está disponible para todos, son infinitas las posibilidades de búsqueda de un tema, por lo que fácilmente podemos caer en la acción de copiar y pegar sin citar al autor o citarlo de manera correcta; “sin embargo, es nuestro deber verificar y revisar para no incurrir en una mala práctica”, señaló la doctora.

Al inaugurar la jornada, Pomar Fernández mencionó que el fraude va más allá de usar el texto de un autor sin referenciarlo, implica también el parafraseo, asumir la autoría de un texto ajeno, compartir créditos en una investigación en la que
no colaboramos, el robo de ideas, métodos, mecanismos y diseños,
y por ello es necesario concientizar para frenar la intensificación de la práctica, agilizada con el acceso a Internet.

En México, el plagio como tal no
es reconocido, pero sí el derecho de autor. En este sentido, sí está penalizado: “otros países condenan la acción con multas o la privación de la libertad”, puntualizó la académica
durante la inauguración de la jornada.

De acuerdo con el doctor Carlos Miranda Medina, catedrático de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el problema es de ámbito nacional y no tiene límites de grados académicos; no obstante, se incrementa entre las y los alumnos de nivel licenciatura
y posgrado.

El doctor en Métodos alternos de
solución de conflictos mencionó tres tipos de plagio: por la forma —autoplagio, la falsa autoría y el robo de material—; por el método —copiar y pegar, parafraseo
inadecuado, referencia perdida, fabricación de datos y robo de ideas—, y por el propósito —intencional o accidental.

Su desempeño de diez años como editor y coeditor editorial
lo facultan a señalar como causas del robo la falta de creatividad, la poca exigencia docente, la carencia de valores, la mala fe, la pereza, la falsa idea de tiempo ahorrado, el desconocimiento
del tema y la ignorancia sobre cómo referenciar (ésta última reconocida como la principal y la que conduce a las y los investigadores a dejar de escribir o publicar).

Miranda Medina recomendó que para evitar incurrir en la mala práctica es necesario revisar fuentes confiables, examinar
la fuente original, reconocer la autoría de las obras utilizadas,
usar únicamente lo necesario de una obra, complementar la
información con otros textos, utilizar sólo datos conseguidos
en la investigación, citar los extractos correctamente y referenciar la publicación.
Destacó, además, la preocupación de la UAM en el tema y
celebró la iniciativa que ha tenido para asumir una responsabilidad
preventiva en la formación de profesionistas en el
ámbito de la investigación.

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