Reportera: Verónica Ordóñez Hernández
El doctor en Ciencias, Luis Camilo Ríos Castañeda, integrante del área académica de Farmacocinética y Farmacodinamia, de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco (UAM-X), compartió los avances científicos del estudio y aplicación de las propiedades del fármaco Dapsona como neuroprotector del infarto cerebral.

El equipo de científicos del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández-CSIC, el Laboratorio de Toxicología Molecular, el Departamento de Farmacia de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional y el Laboratorio de Neurofarmacología Molecular de la UAM Xochimilco, al que pertenece el doctor Ríos Castañeda, publicó en 2022 los hallazgos sin precedentes en la literatura, que impactan favorablemente en la atención del infarto cerebral, reportado como la primera causa de discapacidad mundial.
En la conferencia que impartió el doctor, en el 4° Congreso Estudiantil de Proyectos Modulares, de la licenciatura de Química Farmacéutica Biológica, explicó los principios de la enfermedad cerebrovascular, un padecimiento neurológico provocado por la muerte acelerada de las neuronas causante de disfunciones motoras, intelectuales y cognitivas en los pacientes.

La investigación tuvo sus inicios en el proyecto de investigación en curso sobre el desarrollo tecnológico para la obtención y purificación de fármacos huérfanos y excipientes, impulsado por la doctora Marina Altagracia Martínez y el doctor Jaime Kravzov, quienes fueron profesores investigadores de la UAM Xochimilco. De ahí el interés por el estudio de la Dapsona, un fármaco de reposicionamiento indicado como tratamiento de la lepra, y del que se han reportado otros mecanismos de acción, ya sea como cardioprotector o como protector renal.
Fue en 2022 cuando el equipo de científicos publicó las propiedades de la Dapsona como inhibidor de la respuesta inflamatoria y de la excitotoxicidad, y con capacidad para activar procesos contra el estrés oxidante. Estas condiciones, en conjunto, reducen la apoptosis o muerte celular programada. El estudio transitó de la etapa in vitro a la etapa in vivo con roedores, arrojando reportes favorables que por el momento son reservados.

En la exposición, el investigador explicó a detalle las causas del infarto cerebral o cerebrovascular y del proceso conocido como trombo o trombólisis, destacando que, al inicio, el trombo se restringe a una zona pequeña del cerebro y conforme transcurren las horas, incluso las semanas o los meses, el área afectada se agranda.
“Es en las primeras cuatro horas posteriores a la trombólisis cuando surge la ventana de oportunidad para establecer las estrategias neuroprotectoras, es decir, para generar en el cerebro un entorno en el que se mantengan las neuronas vivas y eliminar el trombo”. No obstante, puntualizó Ríos Castañeda, para realizar una intervención oportuna desde el punto de vista farmacológico, es necesario conocer los mecanismos de daño que producen el infarto cerebral, pues éste puede ocurrir ya sea por inflamación, por trombosis o de tipo isquémico; por estrés oxidante o por apoptosis, mismos que explicó a detalle, puntualizando que “encontrar una estrategia que bloquee la excitotoxicidad, el estrés oxidante, la apoptosis y la inflamación permitirá desarrollar un neuro protector eficaz”.

Esta plática se dio en el contexto de la presentación en la modalidad de cartel, de 134 trabajos finales de investigación que expuso el alumnado de IV al XII trimestres de la licenciatura de Química Farmacéutica Biológica, en los que se abordan los temas modulares de síntesis orgánica, biotecnología, farmacología, productos naturales y control microbiano, entre otros.
Una actividad complementaria del Foro fue el Rally Científico La química en nuestras vidas, organizado por nueve estudiantes de la maestría en Ciencias Farmacéuticas y tres del posgrado en Ecología Aplicada. La actividad colaborativa tiene como objetivo fomentar el trabajo en equipo y rescatar los conocimientos básicos agrupados en cuatro principales aspectos: el orgánico, el técnico analítico, la manipulación de animales de laboratorio y la microbiológica.

Mauricio Jiménez Cruz, estudiante de la maestría en Ecología Aplicada, explicó que la dinámica lúdica científica consistió en avanzar por equipos mixtos de máximo cuatro integrantes, conformados por alumnado de diferentes trimestres, por las cinco estaciones en las que resolvieron aspectos teóricos y prácticos. El equipo finalista recibió un premio simbólico.






