Reportera: Guadalupe Ochoa Aranda
La doctora Aleida Azamar Alonso, investigadora del departamento de Producción Económica, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco (UAM-X), señaló que los sumideros de carbono naturales son ecosistemas terrestres que absorben CO2 y contribuyen a evitar el calentamiento global, incendios y sequías; sin embargo, el potencial de secuestro de carbono terrestre disminuye progresivamente desde finales del siglo pasado.
En el coloquio “Repensando la economía desde una perspectiva ecológica”, la doctora Azamar dijo que la crisis de los sumideros de carbón produce menor sensibilidad al calentamiento, rápida descomposición de biomasa y cambio de uso de suelo que, aunado a los incendios forestales, liberan más carbono a la atmósfera.
“Por ejemplo, la absorción neta de carbono terrestre, que anteriormente aumentaba a un ritmo de 0.045 GtC/año entre 1960 y 2000, disminuyó a 9.02 GtC/año de 2000 al 2022”, advirtió.
Indicó que desde hace un año empezaron a generarse reportes alarmantes acerca de los sumideros terrestres, los cuales están perdiendo su capacidad de absorción de carbono por factores diversos: la deforestación, las sequías extremas y las olas de calor. Los bosques y la vegetación que absorben estos gases durante la fotosíntesis son insuficientes ante la enorme acumulación de gases y contaminación existente.
“En el caso de los océanos, que atraen alrededor del 90 por ciento del calor generado por el cambio climático y hasta el 26 por ciento de dióxido de carbono, ahora pierden esta capacidad por el exceso de gas. Esto altera la migración vertical del plancton, un material fundamental para absorber el carbono principalmente en las profundidades, lo cual afecta toda la cadena trófica, ya que es el alimento fundamental para los animales”, observó.
En suma, dijo que cuando los sumideros fallan, el dióxido de carbono se va quedando en la atmósfera, lo cual acelera el aumento de la temperatura y genera incendios, sequías y muchos otros desastres naturales. Los bosques contribuyen a la regulación del clima y sostienen la biodiversidad para la existencia humana, insistió.
“Prueba de ello fue cómo Finlandia logró disminuir la contaminación industrial hasta en 45 por ciento, pero al no tener control de la tala intensiva de bosques, provocó una considerable erosión de los suelos; o lo que sucedió en el Río Amazonas, considerado uno de los sistemas más importantes del planeta, dejó de serlo por la intensa deforestación, la cual provocó incendios que afectaron gravemente sus ecosistemas”, apuntó.
Durante el coloquio, la doctora Aleida Azamar expuso su propuesta para implementar políticas públicas y prácticas al servicio de la naturaleza y la sociedad con medidas globales estrictas para el uso de recursos naturales y asignaciones de carbono por país, así como la reconversión masiva de industrias extractivas y agrícolas, eliminar la dependencia de fertilizantes sintéticos, y rediseñar los mercados y las prácticas de manejo forestal comunitario que prioricen la conservación y la recuperación de carbono.
Finalmente, la especialista en conflictos socioambientales sostuvo que la meta será transformar las industrias extractivas y agrícolas hacia modelos de regeneración ecológica, lo cual implicará la reestructuración de sectores enteros que actualmente dependen de la degradación ambiental.
“Este colapso es resultado directo de las acciones capitalistas, extractivistas y economicistas que priorizan la expansión agrícola y la explotación sobre el equilibrio natural”, concluyó.