Publicación bimestral de la Coordinación de Extensión Universitaria

Boletin Cauce Cauce en línea

Danza para compartir y resistir

Andrea Odette Dimas González
Estudiante del 9º trimestre de Psicología
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco

En 2013 egresé del “Centro de Educación Artística Frida Kahlo”, el cual forma parte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, donde también me preparé como bailarina ejecutante de danza contemporánea de la escuela “Contempodanza”, en 2017. Mi quehacer dentro de la educación artística inició en el 2014, cuando empecé
a ejercer como docente de danza en diferentes instancias, entre ellas el asilo “Casa del Parque”,

donde reflexioné en conjunto con mis alumnos y alumnas acerca de las noblezas de la educación artística, el cuidado corporal y la relación directa que se establece con el bienestar emocional. Pude notar la enorme necesidad que la sociedad tiene de generar espacios de escucha y comunidad, para desdibujar las barreras de la rutina y del aislamiento emocional. Semana tras semana noté una mejoría en el ánimo de mis estudiantes.

Lo que más me llamó la atención fueron las formas relacionales que se gestaban a partir de las experiencias compartidas, evocadas por las piezas musicales que todos consensuábamos para bailar. Se empezó a vislumbrar una nueva forma de ser y estar dentro del asilo para todas y todos.

Hablemos de arte

Esta bella experiencia me permitió seguir mis líneas de investigación dancística-artística para potenciar y usar la educación artística (en este caso, la danza) como un eje transformador de la sociedad, una forma de reconocer al otro partiendo del propio reconocimiento de ese gran desconocido: el cuerpo.
Al ingresar a la UAM, pude compartir mis conocimientos con un grupo de estudiantes. Nos organizamos en las áreas verdes y deportivas para construir desde nuestras corporalidades y generar comunidad. El resultado fue sorprendente, el ambiente fue de respeto y de retroalimentación académica. Paralelamente a este proceso, tuve la oportunidad de participar en un proyecto social de la alcaldía Iztapalapa, el cual consistía en ir a las colonias “vulnerables” y llevar educación artística para transformar la realidad social con actividades culturales para las niñas y los niños.

Me sentí sumamente agradecida de poder ser testigo del proceso que se empezó a gestar con las y los pequeños haciendo eco en su comunidad, pues padres de familia y vecinos se organizaron para limpiar el área donde trabajábamos, se promovió la cultura de la “no violencia”, un ambiente de participación, de escucha y se empezó a hablar en colectivo de una infancia digna. Desgraciadamente el programa terminó debido a la pandemia.
Actualmente trabajo en un proyecto de Colectivos Comunitarios, organizado por la Secretaría de Cultura, en línea, donde me

enfoco a trabajar con niñas y niños de tres a doce años para cuidar y procurar su salud emocional desde el movimiento, pues desde el inicio de la pandemia y del confinamiento la forma de socialización para su desarrollo cambió de una manera abrupta, pero tengo la esperanza de que con el taller puedan habitar y regresar a su propio cuerpo. Asimismo, sigo impartiendo clases a compañeras y compañeros de la UAM y más estudiantes que se han ido sumando a lo largo del camino, porque compartir es resistir.

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