Si el Coronavirus puede afectar a cualquier ser humano ¿por qué no afecta a todos por igual?
Alejandro Cerda García[1]
A principios del mes de abril tuve oportunidad de intercambiar mensajes con un amigo que había conocido en un área rural del Sureste de México durante trabajo de campo. Hacía unas pocas semanas que mi amigo acababa de llegar a California. Cuando lo supe, no dudé en preguntarle cómo era posible que decidiera migrar para trabajar allá dada la situación que estábamos viviendo. Me dijo que cuando emprendió el viaje no sabía que todo esto iba a suceder; que en ese momento estaba prohibido ir a trabajar a los campos de cosecha, que por fortuna otros jóvenes de su región que habían migrado antes lo habían recibido y se estaban ayudando mutuamente. En ese momento, y hasta ahora, me persigue la pregunta: si el coronavirus puede afectar a cualquier ser humano ¿por qué no afecta a todos por igual?
Violencia contra las mujeres durante el confinamiento
Al poco tiempo de iniciarse los contagios por coronavirus en México, comenzó a ser un aspecto sumamente preocupante la siguiente noticia en los medios de comunicación: a raíz del confinamiento estaban aumentado las denuncias por violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico.
Según la información proporcionada por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (2020), durante el mes de marzo de este año, se registraron las cifras más altas de número de casos respecto de los meses de enero y febrero de este mismo año en los siguientes indicadores: a) presuntos delitos de violencia familiar: tendencia nacional; b) presuntos delitos de violencia de género en todas sus modalidades distintas a la violencia familiar: tendencia nacional, y c) presuntos delitos de violación: tendencia nacional, por mencionar los más relevantes (SSPC, 2020).
Esto muestra que mujeres y hombres no sólo viven de manera distinta el confinamiento, sino que ellas son afectadas de manera más frecuente por esta inédita situación.
Inequidades en la atención a la salud
Otros aspectos que comenzaron a tomar relevancia desde los primeros días en que el coronavirus llegó a México fueron las medidas sanitarias para atender a las personas que comenzaban a contagiarse. El Estado mexicano tomó la decisión de que la atención a personas que probablemente habían contraído el nuevo virus debía proveerse en cualquier institución pública de salud: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y los institutos u hospitales dependientes de la Secretaría de Salud. Incluso, después se anunciaría que algunos hospitales privados podrían atender a estas personas con gastos cubiertos por el Estado mexicano.
La pandemia logró, paradójicamente, que se pudieran llevar a cabo medidas encaminadas al cumplimiento del derecho a la salud. Desde esta perspectiva de derechos, el tipo de trabajo que se desempeña ya sea formal o informal o el sector en el que se labora, ya sea público o privado, no podría ser motivo para que las personas recibieran servicios de salud de distintas categorías o, incluso, que llegaran al punto en el que no los pudieran recibir.
Los principios de equidad e igual en el tipo de servicio ante un padecimiento similar han de estar por encima de los ingresos que se reciben. La salud no es una mercancía que se comercializa, se contrata o se consigue a través de un aseguramiento privado, sino un bien común que se consigue al lograr que cada uno de los integrantes de un país y en cada uno de los países en el mundo, tengan adecuadas condiciones de salud. En este sentido, la llegada del coronavirus nos hace reflexionar estas in- equidades y nos ha forzado, como humanidad, a considerar la salud colectiva como una prioridad.
Distribución territorial de las afectaciones: migrantes, afroamericanos y pobres
Otra muestra de que el coronavirus no afecta a todos por igual se encuentra al analizar la distribución territorial de los contagios. Si bien en un inicio los casos se presentaron en personas de estratos socioeconómicos relativamente altos —quienes tenían posibilidad de realizar viajes internacionales—, en el momento de llegar a los niveles más elevados de incidencia, la distribución de los contagios en la población tomó otro rumbo.
Las zonas urbanas con mayor número de enfermos son aquellas en las que hay un mayor porcentaje de población viviendo en la pobreza. En ciudades de población considerable, como Nueva York, las personas de origen hispano y afroamericano resultaron más afectadas que el resto de la población. Estos planteamientos se sustentan en el contraste que existe entre el porcentaje de personas de las características mencionadas que viven en esas ciudades, que actualmente está por debajo del porcentaje de personas con esa condición que ha sido afectada por COVID-19.[2]
Respecto del número de casos distribuidos por alcaldías de la Ciudad de México, las que presentan un mayor número son Iztapalapa y Gustavo A. Madero, las cuales también tienen más personas viviendo en la pobreza y una gran carencia histórica de servicios e infraestructura urbana.[3]
No es difícil imaginar que la mayor incidencia de COVID-19 en zonas de mayor empobrecimiento, por ejemplo, en la Ciudad de México, se asocie a alcaldías que tienen problemas de acceso al agua potable en forma permanente; que viven en condiciones de hacinamiento, de informalidad laboral o necesitan desplazarse para llevar a cabo trabajos que no pueden realizarse desde el hogar o a través de equipos de cómputo.
Afectaciones a las personas con diversidad funcional o discapacidad
Otro ámbito en el que se observan afectaciones diferenciadas durante esta pandemia se ubica en las implicaciones para las personas con discapacidad o diversidad funcional. Es cierto que puede haber ciertos beneficios al disminuir las necesidades de movilidad en los casos de discapacidad motriz o visual. Sin embargo, también se generan otras problemáticas, debido a la discapacidad quedan invisibilizadas o ignoradas al presentarse en privado.
Las personas con discapacidad visual enfrentan problemas especialmente complejos cuando buscan acceder a nuevas plataformas o formas de comunicación.[4] Esto no significa que no tengan la capacidad de adaptarse, sino que han tenido que hacerlo de manera abrupta, sin los apoyos o previsiones necesarios.
De igual forma, las personas con discapacidad auditiva e incluso quienes cuentan con implante coclear (Garín Biel, 2020) también enfrentan problemáticas dado que muchas veces no cuentan con un sonido idóneo o no se realizan los ajustes adecuados que les permitan acceder a los contenidos y formas de evaluación accesible conforme a sus capacidades. Un logro contra las dificultades que ha enfrentado la comunidad sorda para acceder a la información sobre COVID-19, así como de su activismo, fue el amparo que consiguieron para obligar al gobierno mexicano a que toda la información oficial en la materia fuera proporcionada con la participación de intérpretes en Lengua de Señas Mexicana o con medios accesibles (D ́Artigues, 2020).
La prioridad de los bienes comunes: salud colectiva y trabajo digno
Las problemáticas aquí referidas muestran que la pandemia ha recrudecido formas preexistentes de inequidad, mostrando que si bien el virus puede afectar a cualquier ser humano, existen una serie de determinantes sociales, condiciones de vida y estructurales, políticas públicas y decisiones gubernamentales que ocasionan que las afectaciones de la pandemia sean mayo- res para las mujeres contra quienes se ejerce la violencia de género, para los migrantes, para quienes viven en la precariedad laboral y también para las personas con diversidad funcional o discapacidad.
Al mismo tiempo, la pandemia ha evidenciado que la humanidad no tiene más alternativa que considerar la salud colectiva como un bien que ha de ser cuidado mediante formas de cooperación y solidaridad, a través de estrategias que no pueden centrarse sólo en el máximo beneficio para quien posee el capi- tal o para quien se ve beneficiado por las relaciones económicas vigentes en el país o en el mundo; sino que, por el contrario, hay que ver y garantizar la salud de los más pobres y de quienes se encuentran en condiciones de mayor desventaja, si es que se desea tomar en serio el cuidado de la salud de la humanidad.
Si se habla de manera realista, no está claro que existan rasgos que apunten a una modalidad de relaciones internacionales y nacionales en el sentido aquí mencionado, pero difícilmente se puede negar que éste sea el camino más viable y necesario.
[1] Profesor investigador. Departamento de Educación y Comunicación, UAM-Xochimilco
[2] Según datos proporcionados por el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York, hasta el 6 de abril de 2020 la población latina tenía una taza de incidencia de 21.3 por cada 100 000 personas; la población afroamericana de 19.8 por 100 000 personas, y la población blanca de 15.7 por cada 100 000 personas.
[3] Los datos proporcionados por el gobierno de la Ciudad de México, actualizados al 6 de junio de 2020, la alcaldía con mayor número de casos es Iztapalapa con un total de 5 680, seguida por la Gustavo A. Madero con 3 854 personas contagiadas
[4] La Unión Mundial de Ciegos publicó un llamado para una respuesta inclusiva al COVID-19 (UMC, 2020).
Referencias
D ́Artigues, K. 2020. “Comunidad sorda logra orden para que el gobierno haga accesible la información sobre coviD-19”, en Animal Político. Disponi- ble en: https://www.animalpolitico.com/2020/03/comunidad-sorda-gana- amparo-gobierno-covid-19/.
Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York. 2020. “Age adjusted rate of fatal lab confirmed coviD-19 cases per 100,000 by race/ethnicity group”. Disponible en: https://www1.nyc.gov/assets/doh/downloads/pdf/ imm/covid-19-deaths-race-ethnicity-04082020-1.pdf
Garín Biel, D. 2020. En estado de alarma, luce un doble aislamiento para el colectivo de implantados cocleares. España, Asociación de Implantados Cocleares de España. Disponible en: http://implantecoclear.org/aicear/.
Datos abiertos sobre salud pública acciones sociales y gasto público en la Ciudad de México. Transparencia coviD 19. 2020. Gobierno de la Ciudad de México. Disponible en: https://datos.cdmx.gob.mx/pages/covid19/.
Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). 2020. “Información sobre violencia contra las mujeres. Incidencia delictiva y llamadas de emergencia”. 30 de abril. Ciudad de México, Gobierno de México.
Unión Mundial de Ciegos (UMC). 2020. “Llamamiento de la UMC a la acción: 19 medidas para una respuesta inclusiva al COVID-19”. Canadá, UMC. Dispo- nible en: http://www.worldblindunion.org/Spanish/News/Pages/Llama- miento-de-la-UMC-a-la-acci%C3%B3n—19-medidas-para-una-respuesta- inclusiva-al-Covid-19.aspx
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