Publicación bimestral de la Coordinación de Extensión Universitaria

Boletin Cauce Cauce en línea

Tiempo de pandemia, tiempo de oportunidad

Mtra. Nery Esperanza Cueva Ocampo 
Profesora investigadora de la Licenciatura en Psicología
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco 

Humanidades

Vivimos tiempos inesperados donde podemos mirar la vida que no fue, el plan que no se llevó a cabo, el proyecto inacabado o bien crear otras rutas y pensar desde lo posible, desde la vida que puede ser. 
Es claro que no podemos seguir nuestras actividades docentes pretendiendo que todo sigue igual, sabemos que no es así, por lo cual es importante crear espacios para conversar, para nombrar las emociones que acompañan los cursos a distancia, para que no sean con distancia. 
Anne Dufourmantelle (2011)[1] nos propone abrazar a la tristeza y al miedo, asumir el aquí y ahora como condición de vida y así volver fecundas las emociones, no caer en parálisis sino tomarlas para que sean nuestra fuerza. Para que éstas se conviertan en elementos amigos es importante, ante todo, aceptarlos y aprovechar los pensamientos introspectivos y verdaderos que surgen, la tendencia a volcarnos hacia nosotros (as) mismos (as) y desde ahí volvernos hacia el (la) otro (a). 
Como docentes nos asaltan inquietudes importantes al considerar que nosotros los psicólogos basamos nuestro trabajo en la creación de vínculos que nos permiten hacer un trabajo de comprensión del otro, ¿cómo mantener ese ejercicio, vincular cuando nuestra relación está mediada por las pantallas? 
Sabemos lo que el dispositivo mismo implica, las pantallas nos dificultan la pertenencia grupal, la experiencia de cercanía y también nos afecta la supresión del contacto corporal; por ello propongo que realicemos actividades que fortalezcan la identidad de los (as) jóvenes. 
La tarea principal es evitar el bloqueo que impedirá a los (as) alumnos (as) devenir psicólogos (as), ya que sabemos que 


1 Dufourmantelle (2011) nos propone la asunción de nuestras condiciones actuales en Elogio del riesgo. 

son las experiencias con el (la) otro (a) las que gestan las memorias del devenir. De acuerdo con la autora, debemos aceptar la ausencia física y resignificarla como presencia de otro orden, vía la palabra. 
Durante este tiempo de confinamiento he llevado a cabo un programa de intervención con mis alumnos (as). El primer paso fue observar y analizar el ambiente del grupo y así trazar una ruta de diálogo para que ellos (as) sean protagonistas de su proyecto en los encuentros del curso. 
El diseño de este programa se basa en considerar al grupo como una fuente identitaria y de sentido, para promover el paso de esa parálisis inicial que puede llevar al bloqueo hacia la solidaridad. 
Las actividades se organizan en tres fases: 

a) En la primera lo fundamental es facilitar que se experimenten como parte del grupo, que sientan que pertenecen a esa grupalidad asignada. Aquí se pretende construir esa red del colectivo. 
b) La segunda fase aborda sus orígenes y discursos familiares. En esta etapa intentamos hacer toma de conciencia del guion que nuestra familia nos propone. 
c) En la tercera nos orientamos a responder ¿quién soy? y ¿qué quiero ser? Después de la reflexión acerca del lugar familiar, pasamos al proyecto personal de futuro. 
d) Para finalizar, discutimos acerca de lo que compartimos y lo que nos hace diferentes, buscando construir empatía y solidaridad con los (as) demás. 
Tratamos de superar el solamente estar juntos hacia la construcción de un nosotros (as), venciendo el tiempo del yo que nos aísla para pasar al tiempo de la comunidad. 

DEJAR UNA RESPUESTA

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *