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México vive una crisis existencial al no definir su política exterior

Reportera: Verónica Ordóñez Hernández
Fotografías: José Ventura Flores Velasco

En el escenario geoestratégico internacional para el aprovechamiento de los territorios con fines políticos, Estados Unidos y China establecen alianzas globales, definen las regiones y el conjunto de países aliados en el contexto de competencias económicas y lucha tecnológica. Con Estados Unidos como principal actor, se destacan la guerra en Ucrania, la invasión de Israel a Palestina y los conflictos latentes en Medio Oriente; también en este entorno surgen alianzas económicas que impactan a México y Canadá. El tema fue analizado por economistas, politólogos y estudiosos de las relaciones internacionales, en el marco del seminario internacional “La integración de América del Norte y la hegemonía estadounidense” realizado en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-X).

Durante el encuentro convocado por la doctora María Antonia Correa Serrano, coordinadora de la Red Internacional de Estudios de América del Norte (REDAN), y el doctor Leonardo Federico Manchón Cohan, contó con el apoyo logístico de Rafael Luengas Martínez y Sergio Astorga, quienes analizaron los temas de hegemonía, geopolítica y recursos estratégicos; la integración de América del Norte; la multilateralidad de Estados Unidos; gobernanza y T-MEC; medio ambiente y migración.

Tras la inauguración por parte de la doctora Graciela Carrillo, jefa del departamento de Producción Económica, el doctor en Ciencia Política Roberto Goulart Menezes, del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia encabezó la conferencia magistral titulada “Elecciones en Estados Unidos y desafíos internacionales”, en la que estableció la diferencia entre hegemonía y dominación, indicó que la primera se refiere al consenso y al diálogo, en tanto que la segunda tiene que ver con la imposición. Menezes explicó que a medida que Estados Unidos pierde su hegemonía económica y militar, tiende a recurrir cada vez más al uso de la fuerza y la dominación.

Algunas ideas que destacó el investigador invitado del Instituto Nacional de Estudios sobre los Estados Unidos de la Universidad Nacional Autónoma de México, apuntaladas en el libro Adam Smith en Pekín: Orígenes y fundamentos del siglo XXI, escrito por Giovanni Arrighi, fueron las siguientes: El poder global de Estados Unidos permanece debido a tres pilares que se mantienen desde el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989): 1) El dólar, que le otorga valor a la nación por poseer la moneda de circulación mundial, que representa más de 70 por ciento, al ser reserva de valor y al posicionar al país como comunidad de punta; 2) El militar, cuya inversión en defensa y seguridad supera el 50 por ciento; y 3) La tecnología, ámbito en el que es desafiado por China, país que representa su principal amenaza y con el que mantiene una disputa permanente desde la crisis global de 2008. 

Otro punto relevante fue la polarización mundial de 1980 a 2016, periodo en el que la población con mayor poder adquisitivo incrementó su participación en la agenda nacional, a diferencia de la población más pobre, así como la llamada clase media que disminuyó 18 por ciento su participación. Esto provocó una desigualdad brutal y llevó a este país a la adopción de políticas fiscales más severas, como los impuestos sobre la riqueza, tema central en la agenda de la candidata presidencial Kamala Harris.

En este contexto, el coordinador del Centro de Estudios sobre Latinoamérica alertó que en caso de que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales, su proyecto 2025, con más de 900 páginas preparado por la conservadora Heritage Foundation, traería un cambio profundo al gobierno estadounidense, al exigir la destitución de miles de servidores públicos, la expansión de los poderes del presidente, el desmantelamiento de la Secretaría de Educación, otras agencias de gobierno federal y el recorte de impuestos.

El doctor Luis Antonio Payán, del Centro México de Rice University en su ponencia “Retos para la hegemonía de Estados Unidos y el papel de México en el escenario regional y mundial”, refirió que Estados Unidos mantendrá su lugar como potencia mundial en el futuro próximo, pues su hegemonía se fundamenta en la independencia financiera, energética y autonomía manufacturera. 

A estos tres factores, el investigador agregó la inversión extranjera directa que supera por mucho a otras naciones; el poder militar, su proyección tecnológica militar global y las alianzas que mantiene con países de Europa, Asia y Latinoamérica, a pesar de su relación compleja, la ausencia de rivalidades ideológicas, la ventaja tecnológica debido a la fuerte inversión en investigación y desarrollo, y la promoción de una política industrial bipartidista. 

Respecto de los retos externos de la hegemonía estadounidense, el académico mencionó a Rusia y China como rivales emergentes. “Rusia es el guasón del escenario internacional, sin capacidad y proyección de desafiar abiertamente a Estados Unidos y es precisamente eso lo que lo convierte en la debilidad del país del norte y China con quien compite por intereses comerciales y ambiciones hegemónicas regionales”, también está Latinoamérica y África con los que mantiene alianzas vacías y que pueden competir hasta cierto punto. 

Entre los retos internos, Payán mencionó el impulso neoaislacionista que afecta a los dos partidos políticos, pero principalmente al Partido Republicano; las divisiones domésticas y las preocupaciones sobre el costo-beneficio de la hegemonía. 

En este contexto, México vive una crisis existencial al no definir su política exterior. “No terminamos por definir si nos sumamos a Estados Unidos o lo equilibramos, es decir, de 1990 a 2018, era clara la política de acceso, el aprovechamiento de sus mercados y la atracción de capital; de 2018 a 2024 se optó por una política exterior de equilibrio y resistencia, resultando en un crecimiento económico anual insípido y una economía en recesión”. 

Ante este escenario, el investigador expresó su deseo de que el gobierno entrante de Claudia Sheinbaum Pardo reconsidere la política antiamericana del gobierno actual que claramente mantiene una tensión con el país del norte. También, dijo, “es momento de separar a México del estado parásito cubano que no logra avanzar, así como terminar el periodo de aislacionismo para impulsar una política exterior que reactive la economía del país. De no hacerlo, advirtió, México podría repetir las políticas económicas fallidas de las décadas de 1960 y 1970, cuando el Estado era el inversor sin recursos y el regulador que introducía incertidumbre en el ambiente de negocios”.

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